El Torneo de los Tres Magos

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Música sugerida:

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       - ¡Golosinas, ¿desean alguna golosina?!-. exclamaba la bruja del Expreso de Honeydukes, el famoso carrito de golosinas del Expreso de Hogwarts, donde alumnos y maestros podían comprar y consumir las delicias que ofrecía la mágica tienda de dulces durante el trayecto, y siempre era empujado por la misma señora, una regordeta bruja de baja estatura que siempre ofrecía los dulces con una amable sonrisa.- 

       - ¿¡Cómo que no tienen idea de quién conjuró la marca!?-. exclamó indignado Draco, quien leía el Profeta y el artículo que hablaba del incidente en la final de quidditch.

       - Dray-. habló Pansy en una amortiguada reprimenda-. Guarda silencio-. la pelinegra dirigió su mirada a la dormida figura de Lyra, quien yacía dormida sobre sus piernas. 

       - ¿Cómo puede dormir con todo el alboroto que hay en este tren?-. preguntó Blaise.

       - Lyra le pidió a Severus una poción calmante antes de subir al tren-. explicó Dizban, quien se encontraba leyendo de igual manera una copa del Profeta-. 

       - No la culpo-. contestó Theodore sin despegar su vista del libro que le había regalado su papá -. Con todo lo que ha pasado y sumándole lo que puede pasar al llegar al colegio con su nueva imagen, ya se me hacía raro que no sufriera de un ataque de ansiedad-. 

       - Afortunadamente pudo tranquilizarse al punto de quedarse dormida-. respondió Pansy mientras acariciaba la roja cabellera de la chica.

El sonido del carrito de las golosinas acercándose por el pasillo, hizo que tanto Diz como Blaise, se levantaran de sus asientos para buscar su dinero y comprar sus dulces acostumbrados.

       - Hola jóvenes.- saludo cortésmente la amable bruja del carrito-. ¿Gustan alguna golosina?

Blaise fue el primero en salir del compartimento.

       - ¿Quieres algo Draco?-. ofreció Diz al rubio-.

       - Un pastel de caldero por favor Diz-. respondió el rubio con una sonrisa, él se habría levantado a comprar por sí mismo, pero tenía de obstáculo a Theodore inmerso en su lectura, a Pansy dormitando con su prima completamente dormida sobre sus piernas.- Ahorita te lo pago.

       - No hay necesidad.-

 Diz finalmente llegó al carrito junto con Blaise quien al parecer estaba agotando las reservas de ranas de chocolate de la señora del carrito.

       - ¿Deseas alguna golosina querido?-. le pregunto la regordeta mujer al pelinegro.-

       - Deme dos pasteles de caldero, un jugo de calabaza y 8 varitas de regaliz -. mientras la señora terminaba de entregar el exorbitante pedido de Blaise y lo solicitado por Diz, ambos pudieron observar cómo por el pasillo se acercaba Neville, a quien no habían visto durante todo el verano.

El chico estaba más alto, y un tanto más delgado; sin embargo llevaba un aspecto desmejorado si se tomaba en cuenta las marcadas ojeras debajo de sus ojos y la clara resequedad que se mostraba en sus labios y nariz.

El hufflepuff observó de una manera un tanto extraña a Dizban, para después asomarse, no tan discretamente, al compartimento de los chicos observando fijamente a Lyra, quien para él era una desconocida.

Un Ángel de Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora