Un Ángel de Ojos Verdes

Tiempo del Juicio

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La respiración de todos los presentes se detuvo ante la presencia recién llegada.

       - Este problema pertenece únicamente a miembros activos de la familia Black, familiares y amistades; las cuales por su puesto son sangre pura, mientras que esta-. con asco, el recién llegado miró de arriba a bajo a la castaña con sus negros y astutos ojos.- No es más que una sangre sucia-. la mencionada no pudo mas que callar ante aquella mirada tan fría y peligrosa.- En cuanto a ti jovencita-. volvió a hablar el hombre a la chica pelinegra-. Espero sepas agradecer que Lucius me mantiene amenazado en evitar lo que yo sigo creyendo es una educación concisa y firme, por que de lo contrario, estarías retorciéndote en el suelo en este preciso momento.

       - ¡Pero Hermione me sal. . . !-.

Todos se quedaron de piedra.

Hermione estaba sin habla y temblaba presa del pánico. Draco también temblaba, pero de enojo y furia; mientras que Dizban veía el suelo con impotencia aferrándose al brazo de Draco, evitando así que se metiera. Todos sentían lo mismo. . . miedo, enojo; ya que no todos lo días, veías como la chica más presuntuosa del grupo era callada por una fuerte bofetada.

       - ¡Es suficiente Pansy! -. exclamó molestó el hombre-. No colmes mi paciencia -. la pelinegra llevó una mano a su adolorida mejilla-. Tu madre, tus tíos, yo, ¡todos hemos procurado siempre que tengas una educación digna de nuestro linaje, y tu te atreves a ponernos en vergüenza juntándote con basura! -. el silencio se hizo presente -. Me has decepcionado, y has deshonrado tu apellido y a nuestra casa. Por tu bien, espero sea la última vez que yo me entero me desobedeces.- la furia en la mirada del hombre fue suficiente para que Pansy bajara la cabeza en muestra de sumisión.

       - Sí padre-. respondió la pelinegra.

       - Tu madre no tardará en llegar para llevarte a la casa de Lucius y Narcissa, límpiate esas lágrimas que no son dignas de mi única hija-. esta obedeció de inmediato. Al momento, la puerta de la enfermería dió paso a Zelaida, la madre de Pansy, quien a paso veloz atravesó el pasillo de la enfermería para llegar con su hija, viendo en el proceso a Hermione con una mirada de molestia pero sin decirle nada.

Alec Parkinson se alejó de la cama donde reposaba Pansy, dirigiéndose a la salida con altivo paso. Se detuvo frente a Draco y Dizban.

       - En cuanto a ustedes muchachos-. el hombre habló con decepción-. Quiero que sepan voy a hablar con sus padres, no puedo permitir que algo como esto pase sin consecuencia alguna-. aquello no espantó mucho a Dizban, conocía a su madre, aunque le preocupaba más su abuelo, pues este era bastante conservador en cuanto a los muggles. Por otro lado Draco estaba blanco del miedo, su padre iba a darle el regaño de la vida-. Y tú-. se dirigió déspota hacia Hermione-. He de exigirte, te mantengas alejada tanto de mi hija como de todos sus amigos, entiende cuál es tu lugar; no eres nadie, solo una usurpadora a quien le fue otorgado el don de la magia, el cual no mereces por provenir de donde vienes. Sucios muggles, reproduciéndose cual ratas en una alcantarilla; ¡eso es lo que tu eres!.-

Sin decir una sola palabra más, el patriarca de los Parkinson salió del lugar.

       - ¿Herms?-. llamó a Dizban a la chica. Ella temblando de rabia, simplemente salió corriendo, solo el pelinegro notó las lagrimas que salían por sus castaños ojos.

Después de unos minutos, en los cuales tomaron las cosas de Pansy, y madame Pomfrey le facilitó a la señora Parkinson una silla de ruedas para ayudarla a transportar a la joven y todo estuvo listo, Zelaida se acercó a los dos muchachos empujando la silla.