Un Ángel de Ojos Verdes

- La Selección -

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Todos los chicos fueron guiados por el hombre gigante y barbudo a travez de unas escaleras que los llevaron a una enorme puerta de madera, decorada con bellos tablones dorados tallados. Ahí se encontraba una bruja alta, de cabello negro con una túnica de color verde esmeralda. Su rostro se mantenía bajo un muy serio gesto, haciendo que la primera impresión de todos los alumnos de primer año pensaran, que ella no era alguien a quién debía hacer enojar.

       - Son todos suyos profesora McGonagall. - informó el hombre.

       - Gracias Hagrid. - el hombre sintió y se fue por un pasillo.

Todos los chicos se le quedaron viendo a la severa mujer.

       - ¡Bienvenidos a Hogwarts! - saludó la seria mujer. - En un momento pasarán al gran comedor para unirse con sus compañeros, pero antes de tomar a sus asientos serán seleccionados para su casa. - hizo una pausa. - Como muchos ya lo han de saber, las cuatro casas son Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. - Draco, Dizban y los demás chicos del grupo se miraron cómplices ya sabiendo en qué casa querían ser sorteados. - Mientras estén el colegio, su casa será como su familia, con sus logros ganarán puntos así como romper reglas les hará perderlos. - los severos ojos de la bruja se posaron sobre cierto pelirrojo. - Al final del año, la casa que acumule más puntos será quien se lleve la copa de la casa. . .

       - ¡Trevor! - interrumpió abruptamente el chico a quien Dizban reconoció inmediatamente como Neville Longbottom, quien había encontrado su sapo finalmente. La mujer lo observó con expresión de reproche. - Lo siento. - se disculpó Neville con la cara roja de vergüenza.

       - Esperen aquí. - ordenó McGonagall. - Pasarán en un momento.

Murmullos nerviosos se comenzaron a escuchar entre los chicos.

       - Leí que es una especie de prueba. - comentó Hermione Granger a nadie en específico.

       - Mis hermanos dicen que duele muchísimo. - decía con nerviosismo el pelirrojo con quien Dizban se había peleado. - Y que si no pasas te regresan a casa. - los murmullos se alteraron ante aquellas palabras. - Pero estoy seguro de que me estaban gastando una broma.

       - Solo un tonto se creería eso.- comentó burlona una niña de piel blanca, cabello negro corto y brillantes ojos negros, conocida por el grupo de Diz como Pansy Parkinson. - Uno creería que con tantos hermanos, un Weasley tendría que saber cómo es la selección en Hogwarts. - volvió a hablar Pansy.

       - Y uno podría pensar que con esa cara, tu voz sería menos estridente. - rebatió Weasley a la chica.

       - ¡¿Y a ti quien te ha dado permiso de hablarle de ese modo a nuestra amiga?! - defendió a su amiga una chica rubia de piel rosada con delicadas pecas en la punta de la nariz, ojos azul cielo y larga rubia cabellera. El chico pelirrojo, arto de la altivez de aquel grupo, se acercó a pasos agigantados y quedó de frente a la rubia para verla desafiante.

      - ¿¡Permiso!? - preguntó Weasley indignado. - ¡Ustedes no son nadie para estarles pidiendo permiso alguno! - el pelirrojo sintió unos golpes suaves en su hombro, al voltear, la profesora McGonagall estaba ahí con un pergamino en las manos.

      - Ya sabemos quién es el tonto. - susurró Dizban a Draco, este solo rio suavemente.

      - El momento llegó. - informó la profesora. - ¡Síganme!