- Temporada de Caza -

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Música recomendada:

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       - Es. .espera. . . . - pedía Neville agitadamente, al sentir como Dizban sorbía sin piedad alguna de su cuello. La sensación lo hacía sentirse asfixiado y mareado, cosa normal, ya que literalmente le estaban succionando la vida.

       - Cállate. - ordenó Dizban deteniéndose un segundo para mirar al chico de ojos miel. Este empujó a Nevie a una silla, quien lo veía algo temeroso con la mirada desorbitada y nublada. - Te pedí que te alejaras. - continuó el chico cuyos ojos parecían bañados en sangre, con voz seca. - Te dije que hoy no te me acercaras, ¿y qué es lo primero que haces? - Diz tomó la muñeca de Neville y la mordió sin piedad. - Paseas frente a mi. - decía entre sorbos. - Y para colmo, abres las estúpidas cartas que te manda tu abuela durante la comida, cortándote el dedo y sangrando delante de mi, en medio del comedor. . . - Dizban dejó la muñeca para subir a la altura del hombro de Neville. - Pusiste mi autocontrol a prueba Longbottom, se consciente de tus acciones y hazte responsable.

Sin preparar la piel, Dizban terminó mordiendo con fuerza el hombro desnudo del tejón, a quien se le ahogó un grito sin aire en la garganta, sintiéndose totalmente abrumado por la sensación, sintiendo aquel extraño cosquilleo que le comenzaba a recorrer por la columna.

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Una vez Dizban había dejado a Neville en la puerta de su sala común, este se fue hacia las mazmorras; sintiéndose culpable de haber maltratado a Neville.

    —"¿Pero qué rayos me pasa?"— pensó Dizban.

    —"Debes alejarte un poco de Neville"

- FLASBACK -

       — Lo que te pasó aquella noche no es casualidad hijo. — explicó Annabeth a Dizban. — Tu consumo de la sangre de Neville está empezando a ser excesivo, y demasiado seguido en una sesión a otra. — Dizban pareció no entender. — Que bebas tan constantemente está creando un Faldo vínculo de pareja a tu bestia interna con su donante, y como además es tu único donante; es decir el único que se somete ante su voraz hambre, como buen depredador, tu bestia interior está buscando demostrarle a su presa que solo es de su pertenencia; por la fuerza de ser necesario.

       — ¿Y qué puedo hacer mamá? — preguntó Dizban.— Neville se enoja si nota siquiera que me he alimentado de alguien más, para empezar, ¿¡cómo es posible que él se entere de que bebí de otra persona!?

       — Sencillo. — contestó su madre. — Neville está creando un vínculo contigo, esto de alguna manera le hace despertar algunos sentidos y sensaciones sobrenaturales; entre ellos detectar el aroma de otros posibles donantes en ti.

Dizban se quedó callado ante aquel descubrimiento.

       — Mira Diz, será tu decisión si deseas mantener la creación de ese vínculo. — continuó la pelinegra. — Pero, si te advierto, si se termina de formar, puedes caer presa de un falso amor, una eterna necesidad por la sangre y la presencia de Neville en tu vida; una necesidad que te evitara acercarte a alguien que pueda interesarte en otro momento, y con quien si desees formar un vínculo. — Annabeth pareció pensarlo un segundo. — ¿O crees que Neville pueda llegar a ser tu pareja en el futuro?

       — ¡Mamá! — exclamó Dizban sonrojado. — No lo sé, la verdad es que no creo que Neville sea. . . el indicado. — la mente de Dizban recreó una fugaz imagen de Draco, como única respuesta. — ¿No es muy pronto para pensar en ello?

Un Ángel de Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora