- La Carta, el Callejón y el Reencuentro -

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Música Sugerida:

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Si bien Draco Malfoy nunca había sido un niño cuya principal característica fuera ser excesivamente amable o de un carácter siempre dulce y afable, nunca le faltaba una sonrisa que ofrecer a los demás, en especial a sus más allegados, quienes estaban acostumbrados al agridulce carácter del pequeño rubio, a sus chistes sarcásticos y a su ácido humor negro. . . .pero, hacía poco más de una año en que aquel Draco que todos conocían había cambiado.

Quizá no era muy notorio para los que no convivían de cerca con el pequeño, pero para sus padres, tíos y amigos cercanos; era más que obvio el cambio de actitud que había experimentado Draco. Si bien mantenía su carácter y frente al resto de personas se mostraba abierto y educado, se le podía notar seco, huraño, y se había vuelto el doble de mandón e intolerable; sin mencionar que su actitud era más violenta y grosera. Cosa que claro, tenía preocupada a su madre y muy molesto a su padre, quien en especial este último, había tenido que ser contenido varias veces por su esposa para evitar que le diera un buen castigo a Draco, y Narcissa lo hacía porque imaginaba la razón del cambio que había dado su hijo. Dizban.

Ya eran casi un año y un par de meses en el que ni los Malfoy ni ninguna de las otras familias habían visto o sabido nada de los Kauffman.

Una tarde en la que Draco había aparecido por la chimenea de la casa de Dizban, fue recibido únicamente por la servidumbre. En un inició eso no le llamó la atención, pues imaginaba que Diz estaría en una de sus largas tardes de compras con "la tía Ann". Sin embargo fue despedido rápidamente por la servidumbre, quienes, le informaron que los Kauffman habían regresado a Kauffman Manor. Y sin mayor información que esa, fue regresado a Malfoy Manor.

Al preguntarle a sus padres si sabían algo, ambos se mostraron tan sorprendidos como él.

Fue en ese momento que Narcissa comenzó a notar el cambio en Draco, en especial cuando el pequeño rubio mandó una lechuza a Dizban y no recibió respuesta de su parte. Fue hasta el cuarto intento que el pequeño rubio recibió una respuesta del ojiverde, una carta que solo hizo que la tristeza de Draco aumentara. En aquella carta Dizban le explicaba de una manera bastante cortante que estaría lejos casi un año, que no podía ir a Inglaterra a verlo y le pedía a Draco, que no fuera a visitarlo.

Quizá lo que mas hirió al pequeño Malfoy fue la renuencia de Dizban a cualquier medio de comunicación, pues el pelinegro también le pedía que dejara de enviar cartas, pues al parecer estaría tan ocupado que no tendría tiempo de responderlas.

En aquella misiva, la amistad de años pareció quebrarse y toda relación entre ambas familias se disolvió de la nada.

Narcissa también recibió una carta similar por parte de Annabeth, pero a diferencia de su hijo, la rubia mujer no se sintió ofendida en absoluto; pues Cissy sabía del extraño secretismo que rodeaba a la familia Kauffman. Siempre rodeados de extrañas desapariciones, secretos, acciones incoherentes; Una familia frecuentemente inmiscuida con grupos y sociedades secretas, no eran una familia cualquiera. La rubia incluso recordaba que Annabeth, en sus épocas de escuela, tendía a desaparecer sin explicación cada cierto tiempo, y un "no es tu asunto" era siempre la respuesta a cualquier pregunta al respecto.

Y así, fue que dió inicio el peor año que Draco pudiera pasar, gracias la sensación de abandono y traición.

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Por otro lado, Dizban se sentía culpable y solitario. No es que él quisiera separarse de su rubio amigo a quien quería tanto, pero era necesario. Aquella carta tan fría y seca había servido para poner distancia y que Draco no fuera una distracción dentro del entrenamiento tan arduo que el pequeño Kauffman recibiría por todo un año. Un año en que Dizban se vería sometido a entrenamiento físico, mágico, mental y espiritual; y por tanto debería hacer uso total de su concentración.

Un Ángel de Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora