VI

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Madame Pomfrey no mintió cuando dijo que le iba a doler. Esa tarde, todo Hogwarts habría escuchado los gritos de dolor de Kendrew, mientras la enfermera extendía una serie de pociones curativas por su espalda, las cuales hacían que la carne del escocés se carcomiese y exprimiese a si misma. Las marcas de latigazos no se habían ido de la espalda del Ravenclaw, solo el dolor se había esfumado. Según Pomfrey, esas marcas al ser ocasionadas por una maldición se quedarían como invitadas permanentes en el cuerpo de Kendrew. Eso ya lo suponía él.

Estuvo tres noches tirado boca abajo en una cama de la enfermería, cualquier roce en su espalda le resultaba aún doloroso, la más mínima ráfaga de viento hacía que les doliesen las heridas hasta tal punto que unas lágrimas se le escapaban de sus ojos y el tacto de las sábanas era insoportable.

Al tercer día, Isaac y Michael recibieron permiso para ver a Kendrew y el escocés pudo hablar con alguien a excepción de madame Pomfrey, que solo sabía hablar de huesos rotos y contusiones musculares, pero cuando abordaron la típica pregunta de "¿Te duele?" el cayó y negó con la cabeza. Luego preguntaron como se había echo todo aquello y Kendrew no contestó nada porque no había nada que el debiera contar, por mucho que lo desease.

Al cuarto día amaneció más relajado, sin tanto dolor y ya podía incorporarse sin que el comprimir de los músculos lo derribase y pudo volver a charlar después de clase con sus amigos que le dieron todos los apuntes de esos días.

Al quinto tras estar por la mañana con ambos Ravenclaw Kendrew recibió permiso para caminar un rato y para su gozo lo consiguió. Por la tarde lo visitó Fred.

El chico estaba cabizbajo y muy callado, sentado en una silla frente a la cama del escocés. Se limitaba a mirar con compasión a Kendrew y eso le resultaba molesto puesto que la compasión era lo último que necesitaba.

-¿Cómo te las hiciste?- Preguntó el pelirrojo tras unos minutos.

Kendrew miró a las sábanas y negó.

-¿Cómo te las hiciste?- Volvió a repetir, esa vez con voz más severa.

-No puedo...responder a eso.

-Vale, entonces ¿Quién te las hizo?

Esa pregunta era peor, Kendrew no pudo hablar y quedó completamente cayado pero bajo las sábanas apretaba los puños pues estaba muy nervioso...demasiado.

-No fue aquí, en Hogwarts ¿verdad?

Kendrew negó.

-¿Fue en tu casa?

El chico no dijo nada.

-Fueron tus padres- Adivinó Fred- Tu silencio solo me da la razón.

-No fueron mis padres.

Fred se levantó de su cilla y se aproximó lentamente a la cama, escrutando los ojos verdes de Kendrew con fiereza.

-Dime la verdad, Kendrew.

El chico suspiró.

-No fue mi padre...eso te lo aseguro. De echo no conozco a mi padre.

Fred miró extrañado.

-¿Cómo que no...?

-Está en prisión- Dijo Kendrew, cortando a Fred- Pocos meses después de que yo naciera él fue apresado y llevado a Azkaban junto a sus dos hermanos.

En ese momento las lágrimas hicieron presencia en los ojos de Kendrew.

-Mi única familia es mi madre, no tengo a nadie más.

-Kendrew...

-Ella solo hace lo mejor para mi- Dijo el niño- Ella sabe lo que es mejor, Fred.

El pelirrojo quedó atónito. En ese punto ya le había quedado claro que la madre de Kendrew lo maltrataba y torturaba pero ¿Por qué? ¿Por qué él lo encajaba como algo normal? La madre de Fred jamás le tocaría un pelo por mucho que el la hiciese rabiar, ¿Por qué esa mujer hacía eso a su hijo?

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora