XLVIII

139 17 0
                                    


Kendrew estuvo nervioso todo el día. Le reconcomía la cabeza el haber enviado a Harry y a sus amigos al Departamento de Misterios. Los chicos se habían desempeñado bien en las sesiones de E.D pero se iban a enfrentar a Mortífagos, se iban a enfrentar a la familia de Kendrew, eso era demasiado para ellos.

El escocés sonrió cuando vio a todos los chicos entrar a salvo al castillo, acompañados del profesor Dumbledore y otros magos, entre los que Kendrew reconoció a Lupin y Moody.

-¡Harry!- El escocés se acercó y quedó frente al Gryffindor- ¿Estáis todos bien?

El silencio se apoderó de la estancia y Harry se encaminó hacia Kendrew. Nadie se lo esperó, eso seguro, pero el chico golpeó con brutalidad la cara del escocés que le miró atónito, tras ese golpe vino uno y luego otro hasta que Harry arrinconó a Kendrew entre la pared y su cuerpo.

-¡Maldito seas!- Gritó él, alzando el puño- ¡¡Por tu culpa mataron a Sirius!!

Harry se dispuso a golpearle pero una mano le detuvo. Era el profesor Snape que miraba a Harry con una ira totalmente singular. El profesor de pociones tiró del brazo del estudiante y lo alejó.

-Cuarenta puntos menos para Gryffindor, Potter.

-¡¡Apártate Snape!! ¡¡Mató a mi padrino!!

El profesor alzó una ceja.

-McAlvey no tocó un pelo al maldito de Sirius Black y si está muerto, mejor para él. Se lo merecía.

Harry trató de envestir al profesor y al Ravenclaw pero Lupin lo agarró por la cintura y Dumbledore se adelantó.

-¡Severus, vete! ¡Lupin lleva a Harry a su sala común y usted, señor McAlvey, me acompañará!

Todos obedecieron y Kendrew siguió al depuesto director hacia el Gran Comedor que estaba totalmente vacío. Las puertas se cerraron tras ellos y el director alzó la mirada.

-Supongo que sabes lo que ha pasado.

Kendrew no dijo nada.

-Qué casualidad de que de la batalla escapasen cuatro Mortífagos, solo cuatro: Tres hombres y una mujer.

Tres hombres y una mujer ¡Eran ellos! Su familia había conseguido escapar de la batalla y de ser así ya estarían más que a salvo en la mansión McAlvey o en algún otro lugar donde no les pudiesen atrapar ¡Sí!

-Kendrew...debes ayudarme.

La alegría del escocés se vio atenuada y arrugó el ceño.

-¿Ayudarle?

-Voldemort te dio la vida, confía en ti para ser su lugarteniente...necesito que seas mi agente dentro de su círculo.

Kendrew abrió los ojos y rió con desesperación ante la severa mirada del director.

-En otras palabras: Quieres usarme de carnada. Si el señor Tenebroso descubre que le he traicionado ¡Es más! Si sospecha que conspiro contra él no seré yo el que pague ¡Se desquitará con mi madre, con mi padre, con mis tíos, con mi tía y con Edvard! ¡¡No puedes usarme como tu caballo campeón, Dumbledore!!

-Si Voldemort vence será el fin de todo- Dijo el director.

-Tú fin- Dijo Kendrew- Aquellos que le sirvamos bien tendremos merecida recompensa y mi familia siempre fue leal ¡Matamos por él y fuimos a Azkaban por él! Nuestra lealtad vale más que el oro, viejo. Al final ¿Quién dice que vosotros no perderéis?

-Nadie lo dice- Se sinceró Dumbledore- Pero, si la Orden del Fénix cae...también caerá Fred Weasley.

Fred...Kendrew abrió los ojos y apretó los puños, la sangre se le heló y sintió como la ira inundaba cada ínfima parte de su ser ¡Ese maldito viejo le estaba chantajeando!

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora