Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]

VIII

-¡¿Cincuenta puntos menos?!- Inquirió Kendrew, muy sorprendido.

-Cincuenta...a cada uno- Dijo Granger, sumamente angustiada.

Los cuatro estaban en un rincón de un aula vacía, cuchicheando entre las sombras del atardecer. Tras haber terminado los exámenes finales, Kendrew habría pensado que no habría nada más interesante en el castillo ese año...pero muy a su pesar, se equivocaba.

-Cuéntale el resto, Harry- Pidió el hermano pequeño de Fred.

El Potter asintió.

-Malfoy también fue castigado y me acompañó al bosque, para buscar al asesino de unicornios y él fue quién nos encontró, casi me mata o...algo así. Era Voldemort.

Hermione y Ron temblaron ante la mención del nombre.

-¿Me estás diciendo que quién-tú-sabes está en el bosque?- Preguntó el Ravenclaw.

-Pero está débil, se alimenta de unicornios ¡Todo encaja! Snape no quiere la piedra filosofal para él, quiere la piedra para Voldemort. Con el elixir de la vida Voldemort se fortalecerle...y regresará. Y ahora que Dumbledore está en Londres...nada detendrá a Snape.

-Por favor...deja de decir el nombre- Imploró Ron.

-Yo no creo que Snape sea el respon...

Harry le interrumpió.

-Kendrew mira, gracias por ayudar y eso pero a partir de este momento me gustaría que te mantuvieses al margen,

El Ravenclaw asintió.

-Vale. Por donde iba: No creo que Snape sea el responsable.

-¡Oye! ¡¿Me has escuchado?!- Gritó Harry, totalmente exasperado.

-Sí, has dicho que para ti mejor que me vaya, es tu opinión y se respeta pero ¿El resto quiere lo mismo? No les oído quejarse por mi presencia.

-Pues...

-Kendrew se queda- Interrumpió Hermione- Puede que yo sea inteligente pero él tiene más conocimiento en magia práctica y en pociones.

Ron asintió puesto que por la cara de rabia que tenía Hermione como semblante, no parecía querer llevarle la contraria. A todas luces, lo mejor que había hecho desde que entró en ese colegio.

-La voz del pueblo, Potter.

Harry suspiró y accedió a regañadientes.

-Por la trampilla, esta noche.

Kendrew asintió y se marchó a su sala común y de ahí a su cuarto. Se quitó el uniforme y se puso unos vaqueros y un jersey negro. La varita la ocultó en la manga del jersey y también pidió a sus dos compañeros que le cubriesen una noche más. 

A las doce, bajó silenciosamente las escaleras de la habitación y salió de la sala común. Al amparo de las sombras y sin usar un lumos por temor a que los cuadros le delatasen, Kendrew bajó la gran escalera hasta el tercer piso.

Allí le esperaban los tres Gryffindor.

Al entrar en la sala del perro de tres cabezas este estaba dormido, sosegado por la melodía de un arpa pero esta se paró justo cuando ya estaban entrando por la trampilla y afortunadamente consiguieron huir para meterse en la boca del lobo puesto que cayeron sobre un Lazo del Diablo, una planta que te asfixiaba según la resistencia que pusieses. Kendrew, Harry y Hermione consiguieron librarse pero Ron estaba tan nervioso que la planta no lo soltaba pero gracias a la genialidad de Hermione le salvaron. Ella usó un lumos solem y la planta murió, dejando libre a Ron.