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Kendrew abrió los ojos. No estaba en su habitación pero no podía sentirse más en casa. Había vuelto a tener la pesadilla, el maldito recuerdo del señor tenebroso ordenándole seducir a Harry y eso le reconcomía, le hacía sentirse peor que mal.

Fred estaba plácidamente dormido a su lado, acurrucado bajo las mantas, con una sonrisa inamovible y una cara angelical. Sí, Fred Weasley era monísimo mientras dormía.

Kendrew se viró hacia él y tocó con cariño su mejilla ¿Cómo podía ser tan dulce? ¿Cómo podía amarlo tanto? Cada vez que estaba cerca de él, aunque uno estuviese dormido, Kendrew sentía su corazón latir incesablemente, sentía sus latidos una y otra vez.

El escocés se sentó en la cama. Estaba desnudo, completamente desnudo.

Le dolía la cabeza al pensar, seducir a Harry ¿Cómo haría eso? Kendrew no veía a nadie que no fuese Fred, si cerraba los ojos le veía a él, si se imaginaba haciendo el amor con alguien era solo con Fred. No podía seducir a Harry pero debía hacerlo ¿Cómo sería capaz?

El escocés despertó de su trance cuando sintió una mano acariciando cálidamente su abominable espalda. Kendrew miró hacia atrás y se encontró con Fred, todavía medio dormido, que le sonreía mientras le acariciaba.

-Aún es pronto, ven, amor.

Kendrew sonrió y se acostó. Fred lo acurrucó contra él.

-Me parece increíble que hayas conseguido quedarte aquí.

Era cierto. Sus padres no podían llevarle a la estación de tren, así que Edvard y Kendrew se habían quedado en el Caldero Chorreante pero el Ravenclaw no necesitaba una posada sino a Fred. La cara de Fred fue graciosísima cuando Kendrew le pidió quedarse a dormir y, obviamente, dormir fue de lo último que hicieron.

-¿Te tienes que ir?- Susurró Fred, sin dejar de acariciar la espalda, le encantaba hacerlo, como si eso aliviase el pesar de las heridas de Kendrew- Te lo dije, me encantas, con esta espalda o sin ella.

-¿Cómo sabías...?

-Te conozco- Dijo Fred.

El pelirrojo se levantó y quedó frente a Kendrew. El escocés tragó saliva...en serio, ese miembro no era ni medio normal ¿Todos los Weasley lo tendrían así o solo Fred? El caso, era algo anormal.

Fred le tomó de la barbilla y le hizo mirar a los ojos.

-Aquí- Dijo señalándose la cara- De eso de ahí abajo ya disfrutaste mucho anoche.

Kendrew enrojeció.

Ambos se vistieron y salieron al salón.

George ya estaba sirviendo los platos y tenía grandes ojeras bajo los ojos.

-¡¿Qué te pasa hermano?! ¡¿No has dormido?!

El hermano de Fred le miró con rencor.

-Es difícil con vuestros gemidos y gritos toda la santa noche.

Fred se encogió de hombros.

-Échate de novia, no es mi culpa si tengo al mejor amante del mundo.

Kendrew se interesó por el desayuno y luego se despidió de ambos chicos pues era la hora de ir a la estación, era la hora de volver a Hogwarts.

Fred se empeñó en acompañarle un trecho del camino.

-¿Así que vas a hacer los exámenes de aparición este curso? ¡Maldito suertudo!

-Bueno, especialidad de los McAlvey, tenemos suficiente pasta para gastar a manos llenas.

Al llegar a la estación ambos se despidieron y Kendrew fue hasta el andén y subió al tren. No se preocupó por sus cosas, de eso se encargaba Edvard...No, a Kendrew no le daba pena.

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora