VII

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Kendrew paso la Navidad absorto mientras contemplaba y mientras leía minuciosamente cada página del libro de hechizos. En tinta había grabado todo cuanto él debía saber y hacer: Movimientos de varita, palabras, gestos y pociones. También traía unas cuantas páginas de criaturas oscuras y seres tenebrosos.

Cuando las fiestas pasaron, Isaac y Michael volvieron por lo que él ocultó el libro bajo su cama. Ya había practicado algunos hechizos, nada demasiado serio, pero anhelaba volver a abrir el libro, lo deseaba tanto como quien desea un sueño.

Habló mucho con Isaac y Michael, de sus fiestas, regalos y como no, de los inminentes exámenes finales, que determinarían su paso hacia segundo. Los días siguientes a su llegada los tres se dedicaron en cuerpo y alma a estudiar para los exámenes, repasaban lo que no sabían y así lo hacían hasta que lo recordaban en su totalidad. Practicaron juntos los hechizos hasta que les salían perfectos y todas las tardes que podían, se dedicaban a preparar pociones a medio de estudio y para su suerte, nadie salió herido.

Una de esas tardes Kendrew caminaba solo camino hacia la torre de Ravenclaw. Se había perdido, muy a su pesar, y deambulaba desorientado por los pasillos y aulas del castillo de Hogwarts. En una de esas, encontró a Harry, sentado ante un espejo.

-¿Qué haces?

Harry se sobresaltó.

-Dios...Kendrew.

El chico agarró con fuerza los libros que llevaba en brazos, tratando de que no se le cayeran.

-No has respondido a mi pregunta, Harry, ¿Qué haces?

-Este espejo...¡Ven, ven!

El Gryffindor agarró a Kendrew del brazo, provocando que todos sus libros cayeran al suelo. Harry jaló de él hasta que ambos estuvieron frente al espejo.

-¡¿Qué ves?!

Kendrew miró extrañado el espejo.

-Me veo a mi.

-¡Venga! ¡Tienes que ver algo especial!- Susurró Harry- Yo he visto a mis padres.

-Harry yo...no veo nada.

-¿Otra vez tú, Harry?

Ambos muchachos se dieron la vuelta y encontraron al director frente a ellos.

-Señor- Dijeron ambos.

-Ah...McAlvey. Ambos habéis encontrado el espejo de Oesed...el más feliz de la tierra se miraría en ese espejo y solo se vería a si mismo tal y cómo es en realidad.

-¿Entonces nos muestra lo que deseamos...más que nada?- Inquirió Potter.

-Sí y...no.

-Entonces...¿Por qué yo no he visto nada? No soy para nada el más feliz de la tierra- Argumentó Kendrew.

El anciano emitió una sonrisa lastimosa.

-Aquellos cuyo corazón está tan perdido como para desear son los que en realidad nunca se verán en ese espejo. El no ver nada quiere decir que tu mayor deseo es desear algo con profusión...eso es sabio.

-Profesor...

-No, McAlvey. Id a vuestras salas comunes. Harry usa esa capa para llevar a Kendrew a su habitación.

El aludido asintió.

-Ah...Kendrew.

El niño se dirigió a Dumbledore.

-La esperanza nunca ha de perderse, recuerda eso.

El chico asintió sin comprender y tras recoger sus libros Harry le acompañó a su sala, bajo la capa de invisibilidad que llevaba.

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora