XXVII

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Kendrew salió de la biblioteca, acompañado de Isaac y Michael. Los tres caminaban a paso rápido por los pasillos, todos los alumnos hablaban de lo mismo: De Black. Pero eso no era lo único que preocupaba al escocés...todavía sus labios estaban hinchados y su corazón acelerado por aquél beso...como querría volver a esa biblioteca pero después de que llegaran los dos Ravenclaw Fred se dio a la fuga sin mediar palabra. Kendrew hablaría con él mañana...no lo dejaría escapar.

-Lo encontraron junto a un lago...con Potter. Los Dementores casi les matan.

-¿Dónde está Black, Michael?- Inquirió Kendrew.

El inglés tomó a su amigo del brazo y lo arrastró hasta una ventana que miraba hacia las torres del castillo.

-Allí- Señaló- En La Torre Oscura.

Kendrew miró la edificación. Era una torre delgada y exigua, nada parecida a las otras del castillo.

-Tengo que llegar allí.

Isaac le miró sorprendido.

-Ken...¿El beso con Weasley te ha emponzoñado los sesos?

-Necesito ir- Insistió él.

-De acuerdo...puedes coger una escoba e ir volando hasta la cima- Propuso Michael- la cuestión es ¿Dónde consigues una escoba?

Kendrew sonrió.

-La espera ha acabado, ya sé dónde.

Los tres chicos recorrieron con rapidez los pasillos del castillo, a medida que la luz se iba extinguiendo hasta que todo quedó sumido en una silenciosa oscuridad. Los tres chicos subieron las escaleras y llegaron a la Torre de Ravenclaw.

La sala común estaba a rebosar, todos los alumnos estaban allí recluidos, cuchicheando sobre Black. Los tres compañeros se escabulleron de la multitud y subieron hasta su habitación.

El escocés rebuscó entre sus pertenencias y de debajo de la cama sacó una larguísima caja de ébano negra con detalles en pálido color de plata y con un nombre escrito en la tapa.

-¡¡Es una saeta de fuego!!- Vociferó Isaac- ¿Dónde la has conseguido?

-Mi madre me la envió a principio de curso. Le dije que no la quería pero ya veis.

-¿Sabes montar?

Kendrew miró.

-¡No, Michael! No he estado dos años en clase de vuelo para nada.

Isaac se rió de su amigo.

-Ve, nosotros haremos que no se te eche de menos.

Kendrew asintió.

Michael abrió la ventana y el McAlvey se subió sobre su escoba. El chico dio una patada al suelo y salió disparado por la ventana, hacia el cielo nocturno.

La escoba iba-literalmente-a toda pastilla, Kendrew sentía que los mofletes se le iban a despegar pero consiguió aferrarse con fuerza al palo de la escoba y conducirla entre las torres del castillo.

Llegó hasta la Torre Oscura y al aterrizar dejó su escoba apoyada en la almena. El chico se acercó a la entrada enrejada.

Sirius Black estaba encadenado al fondo de la estancia. Estaba realmente sucio y demacrado, Kendrew no lo pudo ver aquella vez, cuando le atacó en sus aposentos pero en esa ocasión le veía con total claridad y sintió un ínfimo grano de ese cruel sentimiento: Pena.

-Encadenado no pareces tan peligroso.

Black miró asombrado hacia la puerta.

-¡Tú!- Maldijo-¡Hijo del diablo!

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora