Otro ataque, otra persona petrificada, otro hijo de muggles: Justin, el chico de Hufflepuff. Kendrew estaba nervioso por eso, e Isaac aún más. El chico apenas hablaba y cuando lo hacía era porque necesitaba preguntar dudas o algo por el estilo. Ya había llegado Diciembre, y con él las mas que inminentes vacaciones de Navidad.
A pesar de las oscuras circunstancias los partidos de Quidditch siguieron aunque el ambiente no era, para nada, sano ni tampoco alegre. Todos, alumnos y profesores, guardaban extremo silencio salvo unos cuantos y estúpidos Slytherin que encontraban aquella situación bastante divertida.
Tras el fin del partido, Kendrew y sus dos amigos se fueron al Lago Negro, los tres necesitaban respirar y un poco de silencio, tenían que salir del castillo que más que su hogar, se había convertido en su prisión. El frío invernal se había hecho presente y los tres estaban abrigados con ropas de terciopelo y térmicas.
-¿Y si me voy?- Propuso Isaac- Tal vez si me cambio de colegio...
-Te salvarías- Concordó Michael- Pero eso sería un proceso largo y tedioso.
-Ya...-Susurró él.
-Tranquilo- Le dijo el escocés, que estaba recostado sobre la hierva- Mientras nosotros estemos contigo no te pasará nada. Las víctimas fueron atacas cuando estaban solas así que si no te separas, estarás a salvo.
-Gracias, chicos. Por todo...gracias.
-No las des- Repuso el McAlvey.
-Somos amigos- Concordó el Ravenclaw restante- Debemos cuidar unos de los otros.
Los tres sonrieron y allí pasaron la tarde.
Por la noche, tras la cena, se dirigieron a sus habitaciones. Los pasillos estaban decorados para la festividad navideña y muchos alumnos conversaban sobre si irse a sus hogares o no...la mayoría quería irse.
En sus habitaciones, Kendrew y Michael ayudaron a Isaac con las maletas, querían que pasara la Navidad en un entorno donde no debiese temer su supervivencia. Querían que estuviese a salvo. Michael era mestizo y Kendrew un sangre pura, nada podía pasarles a ellos, o al menos no lo creían.
A la mañana siguiente, los alumnos apenas atendían a las clases, deseosos de que llegase la tarde puesto que empezaban las vacaciones y podrían irse, al menos la mayoría. Las lecciones de Flitwick se les pasaron volando, las transformaciones de McGonagall fueron y vinieron y lo único que para todos paso igual fue defensa contra las artes oscuras, donde Lockhart no paraba de hablar se si mismo y de mandarles test donde trabajasen contenidos que salían en los libros plubicados por si mismo y cuyo tema principal era...él.
Después de clase, en una hora libre, Kendrew se zafó de las vistas de los alumnos y salió corriendo hacia los invernaderos, donde sabía que absolutamente nadie le estaría observando.
El escocés esquivó las plantas carnívoras y los aguijones vegetales letales, luego se escondió en el invernadero del fondo, entre un montón de plantas que, para su suerte, ni se movían ni mataban ni nada de eso.
Esperó.
La noche anterior había escrito un mensaje y había dicho a Horus que lo llevase a su destinatario. El halcón regresó esa misma mañana con noticias. El lugar del encuentro sería ese, el invernadero.
Poco tardó él en aparecer. Era de los pocos seres que podían aparecerse en Hogwarts, sin ser detectado.
-Claudle.
El elfo se dio la vuelta, ya que estaba mirando un mandrágora, y se fijó en Kendrew.
-¡Oh! Amo Kendrew- El elfo hizo un leve reverencia- ¿Para qué me ha llamado aquí?
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Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]
FanfictionLa vida de Kendrew McAlvey siempre fue de todo menos normal. Era un niño especial, un mago en la familia más odiada de toda Gran Bretaña, una familia cuya larga historia siempre estuvo salpicada de criminales, asesinos, nigromantes y...magos oscuros...