XLIV

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La luz entró por la ventana y besó suavemente la piel de Kendrew. El escocés abrió lentamente los ojos y se los restregó con las manos. Los objetos y las formas se fueron suavizando y aclarando. El Ravenclaw recordó todo lo del día anterior y se dio la vuelta.

El rostro de Fred le sonrió. Tenía los ojos clavados en los verdes de Kendrew mientras que con su mano, le rodeaba el tronco.

-Buenos días- Saludó el pelirrojo.

Ambos se besaron lentamente.

-¿Buenos días?- El McAlvey sonrió- Hemos dormido...toda la noche.

Fred ensanchó su ya existente y notoria sonrisa y Kendrew no podía estar más de acuerdo con lo que pensaba el pelirrojo: Todo le daba igual.

-Serán las...siete de la mañana- Dijo Fred.

-Es pronto.

-Podemos comer e ir a nuestras salas antes de que se den cuenta.

-Podemos- Concordó Kendrew- Pero no quiero, quédate así conmigo, solo un poco más.

Fred le acarició la mejilla.

-Tus deseos son órdenes para mí, escocés pedante.

Por supuesto, los segundos tornaron a minutos y les costó una eternidad levantarse. Cuando lo lograron, encontraron comida en la mesa frente al sillón, sin duda echa por la magia de la sala en la que se encontraban.

Comieron en un comodísimo silencio, mirándose uno a otro mientras ambos sonreían de forma casi inconsciente. Ambos eran felices con la presencia del otro y no necesitaban decirse nada para mostrárselo.

Al terminar de comer salieron de la sala y ambos se separaron. Fred tomó el pasillo a las escaleras mientras que Kendrew se deslizó entre las sombras, rumbo hacia la torre de Ravenclaw.

Al llegar a la sala común no vio a nadie, buena señal, significaba que se estaban preparado todavía. El escocés salió corriendo hacia su cuarto.

Isaac se estaba peinando frente al espejo mientras que Michale se abotonaba la camisa del uniforme mientras tarareaba una animada canción.

-¡Vaya!- Dijo el azabache- ¡Hermano, mira quién ha vuelto!

Isaac obedeció y le guiñó un ojo a Kendrew.

-Kendrew...¿Te lo pasaste bien anoche con Fred?

-Pues...¡Eh! ¡¿Cómo sabes que estuve con Fred?!

-Puede ¡Y solo puede! Que después de la sesión del E.D, Michael y yo te viésemos entrar otra vez a la Sala de los Menesteres en compañía de Fred.

-¿Era Fred, verdad?- Inquirió Michael- Es que como tiene a su fotocopia andando por ahí.

Kendrew se quitó el jersey y la camisa mientras sacaba otra muda de ropa de su cómoda.

-Sí, era Fred. George tiene un lunar en el cuello y Fred una cicatriz pequeña en la ceja.

-¡Wow! ¡Qué información más relevante!

-¡Calla, Anthony!- Dijo Kendrew, lanzándole al rubio su camisa, la cual aterrizó en la cara de Isaac.

-¡¡NO ME LLAMES ANTHONY Y NO ME TIRES UNA CAMISA LLENA DE SÉMEN DE FRED!!

-¡No exageres!- Exigió Kendrew- No hicimos nada.

-¡Y yo soy virgen!

-Isaac...eres virgen.

-¿Y tú como sabes eso, Michael?- Protestó el judío.

-Tío...nos escribimos seis veces por semana en verano y compartimos cuarto en Hogwarts ¿Cómo no enterarme?

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora