LIV

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La familia estaba toda reunida en un ambiente acogedor.

Kendrew se sorprendió cuando volvió a la mansión junto a Edvard y se encontró el percal. Claudle (que ya no le iba a buscar puesto que Kendrew había aprendido a aparecerse) hacía levitar con sus largos y poco carnosos un montón de guirnaldas verdes y plateadas por cada dintel y esquina de la casa. Junto a la chimenea había un gran árbol de Navidad y, sin saber el porqué, tía Margarita y Kendrick llevaban sombreros rojo intensos.

Al parecer al padre de Kendrew le encantaba aquella festividad así que esa noche toda la familia vistió con buenas galas y cenó con gran pompa en el comedor. Claudle les sirvió sus platos favoritos y tras acabar la comilona Kendrick saltó de su silla.

-Venga niños, a mirar bajo el árbol. A lo mejor Santa ya llegó.

Los dos primos se miraron entre si y luego se viraron al menor de los hermanos McAlvey.

-Tío, tenemos dieciséis años. Sabemos que Santa Claus no existe- Habló Kendrew.

La sonrisa se borró de la cara de Kendrick pero igualmente les obligó a levantarse e ir al salón.

Tía Margarita, que lucía más recuperada, se sentó en un sofá, al lado del serio Robert. Fergus abrazó a María por la cintura y ambos también se sentaron. Kendrick, el más extravagante de los presentes, permanecía de pie con una sonrisa ladina como semblante.

Había seis regalos bajo el árbol, tres para cada uno.

Ambos recibieron abrigos para el invierno totalmente idénticos. Kendrew obtuvo un libro de hechizos y una saga de literatura que había pedido el año anterior. Kendrick recibió una tabla de snowboard y un montón de ropa.

-¿Os gustaron, queridos?

-Claro, tía- Dijo Kendrew.

-¡Me encanta la tabla, mamá! ¿Cuándo vamos a esquiar?

Todos se miraron.

-¿Esquiar?- Preguntó Robert, con una ceja alzada.

-¡Hombre, tendré que usar la tabla! ¡¿No?!

-Utiliza un hechizo y congela una colina- Propuso María.

-Soy menor de edad- Protestó Edvard.

Todos rieron pero de repente se escuchó el característico sonido del llamador al ser golpeado contra el ébano de la puerta de la casa.

Todos se miraron con gesto inquisidor y estaban de acuerdo en una cosa: Nadie había invitado a nadie.

Fergus llevó una mano a su bolsillo y lo mismo hicieron sus hermanos.

-Claudle- Llamó María- Abre la puerta, con precaución y luego vuelve a toda prisa.

-Sí, ama.

El elfo desapareció y al instante se escuchó como, tras varios muros de piedra, la puerta se abría y alguien entraba en la mansión.

El elfo apareció tras Kendrew y Edvard, que se habían levantado y miraban con gesto serio al frente.

Bajo el arco de entrada del salón aparecieron Bellatrix Lestrange y...Fenrir Greyback, el temido hombre lobo al servicio del señor de los Mortífagos. El ambiente no se relajó ni un poco. Los hermanos McAlvey y la esposa del señor dirigían sendas miradas cargadas de odio a los recién llegado.

-¡Feliz Navidad!- Dijo Bella, sacando la lengua.

-Bellatrix- Dijo el padre de Kendrew- Es de buena educación avisar antes de aparecer en mi casa, sobre todo si vienes con compañía poco deseada.

Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora