Magia en Hogwarts [Saga de Kendrew McAlvey]

LVIII

La reunión en la mansión Malfoy resultó ser muy pintoresca. Muchos Mortífagos se reunieron junto a su señor, que planeaba atacar a Harry cuando iba a ser trasladado a la casa de los Weasley, según información de Snape. La reunión habría pasado sin muchos accidentes de no ser, claro está por la profesora de Estudios Muggles que reposaba casi inerte en el aire.

Voldemort sonrió.

-Severus....Somos amigos. Kendrew...querido, por favor...

El escocés mantuvo las manos bajo la mesa y las apretó con fuerza mientras se esforzaba por mantener el rostro serio.

-¡Avada Kedavra!- Conjuró Voldemort y el cuerpo de la profesora cayó inerte sobre la mesa- Nagini...tu cena.

La gran pitón del señor tenebroso subió a la mesa y comenzó a deslizarse por ella, bajo la temerosa mirada de todos los Mortífagos. Nagini abrió la boca y de un bocado engulló la cabeza de la profesora y poco a poco comenzó a succionarla: El tronco, los brazos y luego las piernas.

Todos miraron con horror el espectáculo. Kendrew se fijó que Draco cerró los ojos, asqueado y sumamente temeroso.

Cuando la serpiente terminó su festín se enroscó sobre sí misma y clavó sus ojos amarillos en Kendrew. El escocés no apartó la mirada de aquellos orbes de depredador, ni siquiera se inmutó cuando la serpiente se lanzó contra él y se enroscó en su hombro. Todos le miraban.

-Bájate de mi hombro- Ordenó Kendrew en pársel.

Voldemort rió.

-Hazlo, Nagini.

La serpiente aflojó su persistente agarre y cayó sobre el suelo, yendo en dirección a su amo.

-Kendrew, tú volverás a Hogwarts con Severus- Dictaminó- Mantendrás el control de la escuela y de los alumnos.

El escocés asintió de forma sumisa.

-Por supuesto, mi señor.

-Entonces vuelve a casa, querido.

Kendrew se puso en pie.

-Señor, me gustaría tomar parte en el ataque.

La mayoría de los Mortífagos estallaron en carcajadas pero quién les sobrepasó a todos fue Bellatrix Lestrange.

Kendrew se acercó a ella y posó su mano en el respaldar de su silla.

-¿Qué te hace tanta gracias, Lestrange?

La mujer tornó los ojos hacia Kendrew y este de inmediato le lanzó un hechizo no verbal de tortura. La mujer comenzó a retorcerse en el suelo, de forma incontrolable mientras sus gritos inundaban la sala.

-¡Ja, ja, ja! Kendrew, ya basta.

El escocés paró y la mujer pudo respirar.

-¡¿Alguien más me cree incapaz de participar en el ataque?!

Los Mortífagos callaron y Kendrew contempló como su madre le dirigía una mirada, complacida.

-Kendrew...vas a casa.

El escocés apretó los puños.

-Maestro.

Kendrew desapareció al instante y apareció en el salón de su casa.

-¿Cómo ha ido?- Inquirió Edvard.

Kendrew gritó con furia y arrojó al suelo un sillón.

¡Mierda! Él quería ir al maldito ataque para proteger a Fred. Kendrew sabía que el muy idiota estaría presente para proteger a Potter. Fred era un cabezota, un obstinado de mucho cuidado y de cierta forma eso le encantaba a Kendrew, le hacía anhelarlo y quererlo más y más. Se sentía cansado, cansado de no verlo o acariciarlo pero lo hacía por su bien. Si el plan de Dumbledore salía bien, no habría necesidad de abandonar ni a sus padres ni a Fred. Si salía bien...