Capítulo 83: Remedio

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Presente

Yuki

-¿Yuki?- escuché a Marie llamarme por la derecha- Tardaste mucho, estaba preocupado.

-Te dije que llegaría sí o sí- traté de decir lo más tranquila posible pero parece que hablaba muy rápido- bueno...puedes ir a descansar Marie, yo cuidaré de Kanda.

-¿No quieres que te ayude?

-¡No!- negué rapidamente- yo puedo.

-¿Estás bien? Tu voz o mejor dicho tú suenas rara.

-No hay nada de que preocuparse, Marie, seguro es un efecto tardío del alcohol...-dije sonando alegremente extraña - ¡Vamos, Marie! Estoy bien, ve a descansar, te veo mañana, ¿vale?

Se tomó unos segundos para asentir y volver por su pasillo a la derecha.

Lancé un corto suspiro y giré al pasillo de la izquierda hasta llegar a nuestra puerta.

La llave la tenía...

-Si ibas a terminar así, no habría estado nada mal que me hubieras dado la llave, ¿Sabes?- lo recosté sobre una de las paredes y con un poco de inseguridad empecé a tocarlo para buscar en que bolsillo había guardado la llave.

-Vamos, Kanda...¿Dónde guardaste la bonita llave?- dije con voz animosa mientras tocaba los bolsillos de sus pantalones hasta que con un poco de vergüenza y risa busqué en su bolsillo trasero derecho -no te pido disculpas porque tú eres el descarado al guardar la llave ahí.

Volví a acomodarlo en mi espalda y coloqué la llave en la cerradura, al abrirla entré lo más rápido que pude hasta dejar al bello durmiente sobre la cama y encender una vela, para luego cerrar la puerta, recostarme en ella y lanzar un gran suspiro hasta llevarme las manos al rostro.

Aún sigo pensando que eso nunca pasó pero sí ...

Retiré las manos de mi cara y me dirigí hacia el baño donde me retiré la chaqueta con cautela hasta ver frente a mí, reflejado en el espejo, lo que Kanda había dejado para mí.

Cuatro marcas de mordidas en diferentes lugares, todas abarcadas desde mi clavicula, hombros y cuello. Todas tan notorias en mi piel.

-Genial...-susurré con desgano saliendo del baño y dejando mi chaqueta sobre una silla, me quité las botas y las dejé a un lado de la cama.

Caminé de aquí para allá por toda la habitación sin dejar de mirar al causante de las nuevas marcas en mi cuello.

Primero Ayato y ahora él...

-Y no porque a ti te ame, te voy a dejar pasar esto, Kanda- no me importaba si me escuchaba, de todas maneras está inconsciente. 

Pero...podemos dejarle una sorpresita, una cuchara de su propia medicina.

Me acerqué lentamente a él hasta sentarme a un lado de la cama, verlo tan tranquilo dormido y calmado me hizo pensar en que yo no podría siquiera tocarlo de la manera en la que lo hizo él, aún cuando hubieran sentimientos de por medio, incluso si esos sentimientos eran sólo de mi parte.

" Inocencia " D.Gray-manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora