Un nuevo torneo surge a tan solo meses de la victoria del Inazuma Japón en el FFI, los seleccionados con la emoción palpitando dentro de ellos al saber que admitirían chicas en el equipo.
Pero no todo es como creían, la llegada de un misterioso equ...
Ya han pasado dos días desde que volvimos a la ciudad.
Sonó el timbre que indicaba que iban a comenzar las muy, pero muy aburridas clases. Entré al salón junto a Mark, Silvia y Axel.
Unos minutos después de que el profesor comenzó la clase, el director entró al salón junto a dos chicas que yo conocía muy bien.
—Ellas son dos nuevas alumnas que ingresaron hoy al instituto. Espero que las traten bien —el director se marchó y las dos chicas se presentaron.
Cuando la segunda terminó su presentación, Mark saltó y la silla se cayó hacia atrás, provocando un fuerte sonido que hizo que más de uno se tapara los oídos. Todos se giraron hacia Mark, pero éste siguió mirando y apuntando con el dedo índice a las chicas que teníamos enfrente.
—Pero si son Lise y Kate —la primera miró a Mark con una sonrisa, pero probablemente estaba muerta de la vergüenza, y la segunda sólo se limitó a hacer un gesto con la mano, indicando que mataría al capitán después de las clases.
—Muy bien, siéntense por allí —el profesor señala los pupitres que están desocupados que, para mi fortuna, se encontraban adelante y detrás del mío. Ambas chicas se sientan en sus respectivos lugares, dedicándome una sonrisa por el hecho de que quedamos en la misma clase.
Las clases continuaron hasta que el timbre indicó que era el termino de éstas.
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—Y ese es el club de atletismo —señaló Mark.
Después de las aburridas clases, Mark y la mayoría de los del club de fútbol, decidieron hacerles un tour a las recién llegadas, al igual que a mí cuando llegué, pero en esta oportunidad habían muchas más personas realizando el tour.
Ya habíamos pasado por todos lugares del instituto, excepto por uno.
—Oye Mark, ¿no se te está olvidando algo? —le dijo Jude.
—No, estoy seguro de que ya hemos recorrido todo el instituto —dice seguro el portero.
—Yo también creo que se te está olvidando algo —dijo Nathan.
—Bueno, ¿pero entonces qué es lo que falta? Hemos recorrido todos los rincones del instituto.
Todos miramos sorprendidos al castaño, quien se rascaba la nuca, pensando en lo que podría faltar.
—Es uno de los lugares más importantes del instituto —le dije como una pista.
—¿El baño? —a todos se nos cayó una gotita al estilo anime.
—No, es a donde nos dirigimos todos los días después de las clases.
—Ah... ¡El club de fútbol!
—¿Cómo se te pudo olvidar si tu cabeza anda todo el día pensando en fútbol?
—La verdad no lo sé... —dijo volviéndose a rascar la nuca, en una señal de que estaba avergonzado.
