34.

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Ni siquiera sé el por qué se lo he pedido de nuevo, es que lo vi tan tenso que temo que se valla.
No hace ningún movimiento y esos ojos que no hacen más que analizarme me hacen sentir muy pequeña.

-por favor

¿Desde cuando yo rogaba por un beso?
Al no verlo hacer ni un intento pegué mi frente en su pecho resignada y decepcionada.

-perdón...-musité.

Las manos de Yoongi me apartan de él suavemente para seguir mirándome.

-olvídalo, todo está bien

¿Cómo podía verse tan tranquilo?
En verdad es raro ¿y cómo podía estar todo bien después de su silencio?

-te pusiste tan raro, otra vez

Suspiró.

-tendrás que acostumbrarte a eso

Sonreí al escucharlo, eso quiere decir que estará más tiempo conmigo.

-¿a tu rareza?
-si a eso

A él no lo hice ni sonreír. Tomó mi mano y caminamos de vuelta al cuarto. Me acosté volviendo a cobijarme hasta el cuello, pero me entristecí en serio cuando él se acostó dándome la espalda mientras se cobijaba. Me culpé toda la noche por decirle todo aquello, tan absurdo que ahora no quería ni besarme; toda la noche de insomnio detallé su cabello negro y su cuello, aquel lunar que se divisaba en él y lo increíble que me parecía que estuviese ahí...conmigo.

Desperté y lo miré dormido, su rostro frente al mío, con la boca entre abierta y su cabello alborotado. Sonreí. 
El reloj nos marca las 5:30 y hago lo posible por despertar a la roca de al lado.

-¡vamos Yoongi, se nos hará tarde!
-ya, ya, calla -renegó.

Me levanté cuando vi que él también lo hacía y corrí a buscar la ropa que usaría. Me duché y lave los dientes al mismo tiempo lo más rápido que pude.
Salí vestida formalmente mientras Yoongi me esperaba sentado en mi cama, sus ojos estaban hinchados, lucía tan  lindo.

-te dejaré en la editorial mientras  voy a ducharme

Asentí.

-de acuerdo

Salimos de mi habitación y miré a Diana comiendo cereal en la cocina.

-hola -saludó apenada.- yo...acabo de llegar. Traje cereal
-¡bien! -sonreí.- oye, debo ir a trabajar, vuelvo en la tarde. ¡Estudia mucho!

Yoongi ni siquiera saludó, fue el primero en salir así que fui víctima de las miradas perversas de Diana. Cerré mi puerta y Yoongi ya estaba esperándome con la mano extendida. De nuevo vuelvo a sonrojarme cuando lo tomo. Avanzamos rápido, al paso largo de este hombre.

-te tardas demasiado
-tú no despertabas

Llegamos a su auto y subimos ambos.

El día en la editorial fue de lo más normal y cuando era la hora de irme Yoongi insistió en llevarme a renunciar a la cafetería.

-vamos a cenar
-Diana se preocupará si no...
-debo asegurarme de que cenes algo, anda, sube al auto

Y le hice caso, como de costumbre.
Mordí mi rebanada de pizza, Yoongi también lo hizo, pero en todo el momento que estuvimos cenando no me miró; comía con la mirada baja o posaba su vista en otro punto que no fuera yo.

-¿estás enojado?
-no

Caminábamos tomados de la mano hacia el estacionamiento. Las luces de la ciudad le daban un toque mágico a la situación.

-es que...siento que desde ayer te molesté, perdóname
-no estoy molesto, solo estoy cansado
-si, te entiendo. Has trabajado mucho estos días...

Miré a mi al rededor para sentirme menos incomoda.
Yoongi dio un apretón confortable a mi mano con la suya y sonreí.

-¿cuándo volverás a Corea?
-aún no lo sé

Silencio entre nosotros de nuevo. Oh, no quería que se fuera. Nos detuvimos para después sentir mi mano vacía. Yoongi sacó un cigarrillo y lo encendió; su nariz y mejillas estaban rojas, sus labios también. Su piel era pálida, al igual que fría, lo bueno era que yo tenía puestos mis guantes y no sufría demasiado.

-¿te gusta New York? -pregunté.

Yoongi miró a su alrededor para luego recaer en mí.

-si, mucho
-entonces deberías considerar mudarte

Sonrió por mi ingenuidad, aunque en realidad era un intento fallido de que se quedara.
Dio una palmadita en mi cabeza y me quejé.

-tengo toda una vida allá

Era difícil hablar de algo con él. Me preguntaba si con todas las personas él era así, ¿con su ex novia sería diferente? Y lo más importante ¿cuanto le costó a ella ganarse a este chico?

-si, tienes razón

Volví a mirar a la multitud, cada persona con su mundo en la cabeza, el mío estaba estancado por el momento.

-¿quieres que ya te lleve a casa?

No, quiero quedarme contigo.

-supongo que sí, ya es tarde

W I N EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora