W I N E

26.

Después de 15 minutos se escucha el primer estruendo. Se ha roto algo, luego viene el siguiente y el siguiente y sin dudarlo me aproximo a la oficina de mi jefe.

-¡quiero que te vallas!

La voz tan fuerte me hace detenerme antes de abrir la puerta para ver qué pasaba y al instante la chica sale con lágrimas en los ojos sin mirarme si quiera. ¿Sería apropiado que yo entrara? ¿Y si me corre también? No lo soportaría y de seguro saldría igual que la rubia.
Pero no pude controlarme, abrí la puerta nuevamente y lo miré.
De nuevo no parecía él, su pecho subía y bajaba a una velocidad alarmante.

-¿qué haces aquí? ¡Largo!

Miré el suelo. Había adornos en pedacitos al igual que cuadros que había en la pared, papeles y un montón de lapiceros.

-no

Sus ojos se abrieron.

-¿estás contradiciendo mis órdenes? -su acercamiento casi me hace perder el equilibrio y caer hacia atrás, pero me resisto.
-Yoongi, ¿que te pasa?

Mi voz suena más tranquila de lo habitual, como si quisiera transmitirle lo mismo al chico sofocado de enfrente. Aunque sé que Yoongi no me va a soltar todo lo que sucede decido intentarlo.

-¡me pasa que quiero estar solo!

Su voz es tan fuerte que temo soltarme a llorar ahí mismo.

-Yoongi...

Entonces su ira crece más y lo veo alejarse de mi para irse contra lo primero que encuentra, su laptop. Yo doy un grito para luego tapar mi boca.

-¡que te vallas!

Y así sin más salgo de inmediato. Ya no puedo verlo así; En verdad me asusta y elijo lo más seguro para mi corazón. ¿Por qué cada vez que intento hablar con él termino herida?
Lo bueno para Yoongi es que es la hora de descanso y los demás no se han percatado de lo sucedido, pero yo decido tomar mis cosas e irme de inmediato a mi refugio, a mi casa.

Llego a mi departamento y por fortuna no hay nadie a quien darle explicaciones después de verme. De seguro me veo fatal, así me siento. Me dejo caer en mi cama y me echo a llorar como niña. ¿Que haré conmigo?