11.

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Llegué a la oficina el lunes con cara de una flojera extrema, saludando a todos en la editorial. Recibí como 10 abrazos sofocantes de Daniel y sin pensarlo mire la puerta de la oficina del jefe, como si esperara que él también saliera a recibirme. Rodé los ojos y me senté, mire como Yoongi salió de su oficina y se dirigió a la sala de juntas con otras personas. Hoy si que se veía guapo o ¿será que apenas lo acepté?.
Trate de no mirarlo mucho y volví mi vista al papeleo de mi escritorio. Comencé a escribir un poco en mi computadora después de un rato, me encantaba hacerlo, crear historias de suspenso y misterio, eran mi fuerte. Yoongi salió de la sala y entró en su oficina ¡ya basta de tantearlo!.

Después de un rato de estar recibiendo y administrando las citas de el jefe, un estruendo de tras de la puerta del mismo me hizo saltar. Miré a mis demás compañeros que se levantaron de sus asientos preocupados.

-¡Tranquilos!, ahora vengo

Caminé hasta llegar a la puerta tomando el pomo y girarlo.

Abrí la puerta con miedo y miré todo lo que se suponía que debía de estar en el escritorio de Yoongi tirado en el suelo. Varios adornos que eran de cristal estaban rotos e incluso la foto que tenía con su pareja que algún día me intrigó. Mire a Yoongi; tenía la mirada fija en mí, pero esta era más obscura de lo que había sido antes, su respiración acelerada y su cabello desordenado en verdad me hicieron dudar en entrar a su oficina, pero sin embargo lo hice. No sé por qué, pero comencé a juntar las cosas que estaban regadas en el piso.

-¿qué haces?-preguntó.

Ni siquiera sabía el por qué lo hacía, probablemente no sabía qué decirle y por eso comencé a juntar los cristales rotos.

-oye, no tienes que hacer eso -su voz era suave.

Escuche sus pasos pero yo seguí juntando el desorden. Una de sus manos tomo mi brazo con fuerza y me levantó.

-¿acaso no escuchas?

Me sorprendió como su brusquedad había disminuido, él era más alto que yo, aunque para ser honesta, todo mundo es más alto que yo; así que levanté mi mirada para poder verlo mejor.

-¿que ha pasado?, ¿por qué has tirado todo? -fue lo único que salió de mí.

Él me soltó y me miró dudoso en responder, se dio la media vuelta y sacudió su cabello con sus manos.

-he tenido un mal día
-¿y solo por eso has roto todo?

Me miró entonces y pude ver que comenzaba a frustrarlo de nuevo.

-oye si has venido aquí a...
-tranquilo, solo vengo a dejar los recados de algunas editoriales-lo interrumpí.

Me arrebató los papeles de las manos y los ojeo. Gracias al cielo traje estos papeles conmigo.

-¿es todo? -preguntó.
-me parece que sí
-entonces puedes irte
-Yoongi...-musité.

Me volvió a mirar y entonces ya no supe qué decir. ¿Es que por qué me ponía tan nerviosa?
Odio que Eva se haya ido y odio que este chico asiático ocupe su lugar y me ponga de esta forma.

-ahora llamo a la señora de limpieza -le avisé.

El asintió y yo me retiré. Cerré la puerta de tras de mi y me recargué sobre de ella cerrando los ojos. Entonces escuché la voz de Daniel junto a mí.

-¿te ha gritado?
-¡por dios!, no te aparezcas así

Llevé una mano a mi pecho y el solo se limitó a reír.

-no -comencé a caminar respondiendo a su pregunta.
-¿qué pasó? ¿Qué fue todo ese ruido?
-tropezó y se le cayeron algunas cosas
-vaya, ¿y está bien?
-ajá, por suerte no le pasó nada

¡Que mentirosa!, ¿por qué estaba cubriéndolo?

W I N EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora