Narra Willyrex.
Él se sentó a mi lado, me recosté en el sillón apoyando mi cabeza en sus piernas y él comenzó a acariciar mi rostro y mi cabeza.
-¿Por qué? –le pregunté y él me miro.
-¿Qué cosa?
-Porque la necesidad de discutir con Samuel –suspiré- él solo había venido a cuidarme Rubén.
-¿Por qué vino él? –me pregunto serió.
-Él fue el que me encontró en la calle todo golpeado y me trajo aquí. Ahora respóndeme tú a mí.
-Me molesto que él viniera aquí.
-Pero no era motivo para que le dijeras todo lo que le dijiste –le dije en defensa.
-Fue él quien comenzó todo –dijo y me quede callado mirándolo- no empecemos a discutir por esto.
-Tú también lo buscas –le dije en susurro.
-¿Te has dado cuenta que es la segunda vez que discutimos? En las dos discusiones aparece él –me dijo algo ofendido.
Me puse a pensar en lo que él me decía, tenía toda la razón. Por parte sí, en las dos discusiones había aparecido Samuel pero todo fue causa de los celos de Rubén. Le había dicho que a Samuel no lo veía más que un amigo pero no sabía porque no lo entendía.
-Tienes razón –le dije mientras lo miraba.
-Dime, ¿qué harás? –me pregunto.
-Nada, no lo sé –le conteste honesto.
-¿Nada? Guille, tú le gustas a Samuel y es algo obvio.
-Lo sé. Y no quiero eso –le dije honesto y él me sonrió.
-Eres mío. ¿Vale? –me dijo y yo le sonreí.
-Tú y Ust son míos –le dije mientras le daba un beso- ¿vamos arriba? –le pregunte.
-¿Algo especial? –me pregunto y yo reí-
-Acostarnos, conversar y besarnos ¿te parece? –le pregunte algo tímido.
-Claro –me dijo mientras nos parábamos y él me agarraba la mano para ir hacía mi pieza.
Cuando llegamos a mi habitación nos acostamos en mi cama, ambos tapados, ya se me hacía costumbre estar así con él y me encantaba la idea. Me agarro de la cintura para apegarme más a él mientras cerraba los ojos.
-¿Te duele algo? –me pregunto.
-El cuerpo, me duele –dije mientras me quejaba y él me daba un beso.
-Tranquilo, te cuidare –me dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
Esas palabras, me hacían acordar a Samuel; anoche se había quedado sentado cuidándome, preocupándose de que me sintiera bien y hoy lo había tratado mal. Quería solucionar todo con él, que volviéramos a ser amigos y olvidar todo lo que había sucedido está última semana pero iba a ser algo imposible, seguramente no quería hablarme más, debe estar enfadado. Lo que todavía no entendía era que hacía Luzu, cuando llegue que él estuviera ahí; había creído que se quedaría en lo de Frank o algo así… ¿Lana? Me parecía algo extraño que no la haya traído con él; la última vez que había venido Lana lo había acompañado. Quizá hayan peleado y ese sea uno de los motivos por el que vino a Madrid.
-¿Está noche te quedas? –le pregunte en susurro mientras abría los ojos.
-Claro cariño –me dijo con una sonrisa-
-
No recordaba en qué momento me había quedado dormido, pero así lo había hecho. Desperté porque sentía que alguien me hablaba, seguía sin abrir los ojos pero estaba despierto. Sentía que lo tenía a Rubén detrás de mí abrazándome por la cintura, su respiración la sentía en la nuca haciéndome estremecer.
-Guille… Guillermo despierta –escuchaba y abrí los ojos para ver a mi hermana parada en la puerta.
-¿Qué pasa? –le pregunte.
-Tengo hambre –me dijo con una sonrisa.
-¿Qué hora es? –le pregunte.
-Cerca de las seis –me respondió.
-Vale, ahora preparo algo para comer –le dije mientras me levantaba de apoco para no despertar a Rubén.
-¿Duerme mucho? –me pregunto mientras lo miraba.
-A veces –le dije mientras lo miraba con una sonrisa- está noche no dormirá nada, durmió todo el día –le dije mientras daba un leve suspiro.
-¿Y? ¿qué harán? –me pregunto con una sonrisa.
-No lo sé, capaz que vallamos a dar una vuelta –le respondí y luego me pare- vamos –le ordene y eso hicimos.
-¿Lo quieres mucho? –me pregunto una vez que llegamos a la cocina.
-Sí –le respondí con sinceridad- lo amo –dije en susurro- ¿qué quieres comer?
-No lo sé, pero tengo hambre –me respondió.-
Era algo tarde para hacerle un almuerzo y temprano para hacerle la cena así que decidí hacerle una chocolatada junto un poco de galletas. Cuando termine se lo serví y ella comenzó a comer de ello. Decidí ir a darme una ducha. Cuando salí y volví a mi habitación Rubén ya estaba despierto, al verme me sonrió.
-¿Vamos a dar una vuelta? –le pregunte y el asentió con la cabeza.
Comenzamos a caminar, estábamos sujetos de la mano, ya nos daba igual lo que los demás pensaran. Llegamos a Sol y allí comenzamos a dar vueltas, no sabíamos que hacer pero estando juntos la pasábamos genial.
-Cariño, aquellos ¿no son Luzu y Samuel? –me pregunto y yo miré hacía donde él señalaba.
Tenía razón, eran ellos; se estaban besando y tomados de la mano. Sentía celos, no sabía porque, no soportaba mirarlos tan juntos y como estaban y al parecer Rubén se dio cuenta ya que me abrazo por la cintura y me dio un beso en la mejilla. Samuel… ¿me había utilizado?
