Narra Willyrex
Estaba seguro que iba a ser un gran día, despertar al lado de Samuel y que luego me dijera que no lo había perdido era el mejor sentimiento que podía tener en esos momentos. Comencé a adelantar varías cosas para el canal, grabar varios juegos y leía comentarios para darme una idea de que mods utilizar para la nueva serie con Vegetta. Agarré un papel y comencé a anotar un par, las más básicas, sencillas y pedidas para una serie, cuando tuve varías deje el papel guardado y me conecte al skype, miré que estaba Vegetta conectado y no tarde demasiado en hablarle.
Conversamos un rato, reíamos por cualquier cosa. “´Pongamos la cámara Willy” sugirió él, dude un poco y luego acepte. Miré que él se había duchado y se había cambiado la ropa mientras que yo, solamente me puse la remera de mi canal y nada más.
-Willy, lindas marcas las de tú cuello –dijo él riendo, me mordí el labio inferior mientras también reía.
-Es injusto tío –admití con un suspiro.
-Tú fuiste el que comenzó todo. Ya sh, chiquillo, no pasa nada
-Hey Samu
-Dime
-Hola –le dije con una sonrisa.
-Hola Guille –dijo riendo.
-Hey Samu
-¿Qué? –pregunto.
-Hola –dije intentando aguantar la risa.
-Buah chaval. –dijo mientras se mordía el labio inferior y reía.
-No he escuchado el hola de tu parte
-Hola Willy, hola –dijo resignado y no evite reír.
Después de un minuto de estar ambos riendo me quede con una sonrisa mirándolo a él.
-Samu –le dije y él cerró los ojos mientras suspiraba y luego me miraba.
-¿Qué?
-¡SO! –grité por encima de su voz
-Que paciencia tengo tío –dijo el riendo- Oye Willy, ¿jugamos a Destruye el Nexus? –me pregunto-
-Vale
Entramos al servidor y comenzamos a jugar un par de partidas. Habremos jugado unas 4 partidas en las cuales siempre reíamos y decíamos cualquier cosa, lo primero que se nos venga a la mente.
-Hey Samu –me animé a decirle una vez que terminamos las partidas.
-Dime Willy
-¿Quieres que te acompañe cuando le digas a Luzu? –Noté como él dio un largo suspiro y luego se quedaba callado por varios segundos- no les dirás ¿verdad?
-Sí pero no sé cuándo ni cómo. Sí en persona o por teléfono
-Sabes que me tienes siempre, ¿sí?
Miré al skype y vi como él sonreía, no evité también sonreír.
-Me gusta tú sonrisa –admití sin pensarlo y él se ruborizo un poco-
-¿Cómo sabes que estoy sonriendo? –me pregunto.
-Te estoy viendo Samu –dije riendo- por el skype
-Me había olvidado –él río y yo igual
Él móvil de él había comenzado a sonar, miro la pantalla y luego volvió a mirar a la pantalla del ordenador.
-Ahora vuelvo Willy –me dijo para silenciar el micrófono, levantarse y comenzar a hablar.
Me quede mirándolo, sonreía y de vez en cuando él reía. “Está hablando con Luzu” fue lo primero que se me vino a la mente, me quede mirándolo por un par de segundos, sonreía al ver su sonrisa y cada gesto que hacía al hablar.
-Hala, pareces un acosador –dijo mi hermana provocándome un buen susto.
-Caro, siempre me asustas –confesé-
-Lo siento –se quedo un par de segundos mirando la pantalla- ¿por qué lo observas?
-Estábamos haciendo videollamada y lo llamaron al móvil –admití mientras giraba para verla bien a ella.
-Estoy aburrida, juega conmigo –me pidió con una sonrisa.
Miré a la pantalla y luego la miré de nuevo a ella mientras daba un largo suspiro. Abrí el chat del skype y le escribí que luego volvería, ella me dio un beso en la mejilla y no evite reír.
-Anda, vamos por un helado –le dije con una sonrisa seguro y ella dio pequeños brincos.
-Iré a avisarle a papá y mamá –me dijo para salir corriendo.
Agarré mi móvil y me quede esperando a Caro en la puerta que a los pocos segundos llego corriendo; paso por adelante mío y salimos para comenzar a caminar.
-Pediré uno de vainilla, no mejor de chocolate o frutilla. ¿Cuál pedirías tú? –me pregunto con una sonrisa.
-Vainilla –admití mientras reía viéndola.
-Pero… el chocolate es rico también –dijo ella algo insegura.
-Pide los dos –le dije y ella me miró con una sonrisa.
Seguimos caminando hasta una heladería que había al frente de una plaza, fuimos a pedir los helados y luego nos sentamos en la plaza. Veíamos a los niños jugar y conversábamos de cualquier tema, de todo lo que ella se le viniera por la mente; una vez que terminamos los helados nos volvimos a la casa, me coloqué en la computadora y vi que tenía mensajes de Samuel; “Willy, cuando estés háblame”. No dudé demasiado y le había mandado un mensaje diciéndole que había llegado, él no tardo en responderme: “hablaré con Luzu por skype”, al menos hablaría con él, le respondí con un: “vale, cualquier cosa me dices”.
No entendí porque de un segundo al otro me había puesto cortante, seguramente por los celos; suspiré y cerré el skype, me recosté en mi cama y comencé a escuchar música.
