Narra Willyrex
Rubén insistió que vallamos a comer junto a ellos ¿por qué? Puro celos, era seguro. Algo resignado acepte y fuimos junto a ellos. Los mire y estaban sujetos de la mano, se los veía muy felices y tiernos juntos tenía que admitirlo aunque me doliera. Toda la comida era incómoda, veía como ellos se miraban y se sonreían mutuamente, decían cualquier comentario Luzu y Rubén, solamente conversaban ellos dos mientras que con Samuel de vez en cuando nos mirábamos de reojo. Cuando terminamos la cena cada uno se fue por su lado, no quería perderlo y que él se valla con Luzu. Miré hacia atrás y vi como ellos iban caminando, abrazados y sujetos de la mano; por puro impulso corrí hacía ellos escuchaba como Rubén me llamaba pero en esos momentos me daba igual, cuando llegue a pocos pasos de ellos le jale del brazo y le di un beso. Me lo siguió por un segundo y luego se separo mirándome con los ojos llorosos.
-Guillermo –dijo en suspiro.
-Pero… ¿qué coño haces Guillermo? –dijo Luzu mientras me miraba.
-Perdón –fue lo único que me salió, no sabía dónde meterme.
-Guillermo estoy con Luzu, no puedes venir y hacer esto.
Comenzaron a gritarme y como si fuera poco también había venido Rubén pidiéndome explicaciones de lo que había hecho hace pocos segundos. Me quede mirando a los tres sin decir nada, no podía seguir ahí parado como un estúpido así que salí corriendo de ahí. ¿Por qué lo había besado? Creía que la reacción de Samuel aquel beso fuera un: “Oh Willy, te amo casémonos, eres el amor de mi vida”, pero no, puros cuentos y novelas, eso en la vida real jamás ocurrirá. Corrí una cuadra y en un callejón me senté y comencé a llorar; me sentía un idiota, creer que Samuel me iba a perdonar y que todo se iba a solucionar pero era obvio que no iba a suceder. Cubrí mi rostro entre mis rodillas y brazos, empecé a llorar como un pequeño niño indefenso. La había cagado al besarlo, nunca tendría que haberlo hecho, nunca tendría que haber pasado todo lo que había estado pasando; quería que esto fuera una pesadilla en la que aun no me despierto, quería golpear la pared y hacerme daño para dejar de pensar en todo.
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-Yo te quiero Willy, tú… ¿me quieres? –me pregunto Samuel.
-Sí, te quiero. ¿A qué viene esto? –pregunté algo confundido.
-Es lindo decirle te quiero a la gente que de verdad sientes eso y también es lindo escucharlo –dijo él mientras soltaba una pequeña risa y yo igual.
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Sonreí al recordar ese momento, me gustaría volver el tiempo hacía ese día. Me paré mientras secaba mis lágrimas, comencé a caminar y vi un negocio abierto; entré para comprar algo que beber, miré las neveras y tenían Bitter Kas, no dudé y agarre una botella para comprarla; el señor del negocio después de cobrarme me abrió la pequeña botella y yo salí de allí mientras le daba un trago.
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-¿Y? –me pregunto mientras le daba un trago- ¿no beberás?
-Se ve raro Vegetta –le confesé- es rojo y raro –dije honesto y él comenzó a reír.
-Vamos hombre, me insististe no sé cuanto tiempo para que tomemos una y ahora dudas. Pruébala y si no te gusta me la regalas –dijo algo orgulloso.
Lo miré a él como tomaba y luego algo dudoso comencé a tomar; sabía algo raro pero era rico, después de tomar un trago deje la botella a un costado.
-¿te gusto? –me pregunto con una sonrisa.
-Sí, sabe raro pero es rica –le confesé y comencé a tomar más.
