Unos meses atrás, mi hijo mayor, Charlie, nos confesó que era homosexual.
Nos sentó a su mamá y a mí en la sala de estar y nos reveló todo: cómo había sentido una atracción hacia los hombres durante toda su vida. Incluso nos dijo que tenía un novio a quien nos quería presentar. Justine y yo siempre habíamos tenido sospechas acerca de Charlie, pero aun así estábamos sorprendidos por su revelación.
Baste decir que Charlie ya no es mi hijo.
De vez en cuando, los adolescentes desarrollan impulsos que no son naturales. En nuestro pueblo tratamos de corregir estos deseos impuros a edades tempranas; les enseñamos la diferencia entre lo bueno y lo malo. Si no nos deshacemos de esos pensamientos mientras están jóvenes, se manifestarán por medio de su conducta durante la adolescencia. Tomamos a los niños transgresores y se los inculcamos, una y otra vez, desde los rezos por la mañana hasta la escuela dominical.
«Tus deseos impíos son una elección», les enseñamos. «Puedes escoger el Cielo o puedes escoger el Infierno. ¿Cuál será?». Para muchos de los jóvenes, la amenaza de la condena es suficiente como para enderezarlos por el camino correcto. Pero hay quienes se aferran a sus perversiones, convenciéndose de que su estilo de vida es el indicado.
Si solo los pudiésemos corregir a la fuerza... Quizá eso habría salvado a Charlie.
Nunca entenderé lo que motivaría a un adolescente a cometer un pecado tan horrible. Algunos dicen que son los medios de comunicación lo que corrompe la mente de la juventud. Otros creen que es simplemente la maldad básica de la humanidad que se cuela de forma inevitable. Lo único que sé, es que estos adolescentes viven desafiando al Señor, y a nuestro pueblo, sin arrepentirse.
Probablemente, hay forasteros que nos llaman intolerantes. Para nosotros, eso no es problema. Tenemos la creencia de que hay pecados que no pueden ser tolerados bajo ninguna circunstancia.
Así que nunca vamos a tolerar el secuestro, la tortura y el asesinato.
No, no tengo un hijo gay. No tengo un hijo gay, porque esos hijos de perra enfermos lo mataron.