Hola a todos.
Hoy he estado explorando. Nueva ciudad, un nuevo diseño por aprender. Me estoy haciendo bueno para memorizar ciudades. Gracias a cada uno de ustedes por su apoyo y por sus sugerencias. Una vez más, todo esto son eventos pasados. Pero estoy considerando sus ideas para cómo poder luchar aquí, en el presente. Unos cuantos de ustedes han ofrecido ayudarme de otras maneras, y aprecio su interés, pero esta es mi batalla. He destruido demasiadas vidas por involucrar a otras personas. No, arruinar a David es algo que es mío, incluso si muero intentándolo.
Y otra cosa. Trato de hablar con tantos de ustedes como es posible en la sección de comentarios, a menos que mi respuesta contenga información importante. Pero ciertos eventos «en vivo» me han obligado a limitar esa interacción por falta de tiempo y por el gran número de lectores. Discúlpenme.
Ahora continuaré.
...
—Hola, Zander —me gruñó—. ¿Saliste a dar un paseo?
—Jódete —escupí; mi mejilla estaba atascada contra el borde de la mesa.
—¿Por qué tan hostil?
—Ya sabes por qué, ¡cretino!
—No hagas bulla. Estamos teniendo una conversación agradable y tranquila.
Forcejeé para tratar de levantar mi cabeza de la mesa, pero él era mucho más fuerte que yo.
—Deja de resistirte y escucha. Quiero clarificar las reglas del juego, ahora que finalmente te has percatado de que estamos jugando.
—¡Esto no es un juego! ¡Arruinaste mi crédito, robaste mi dinero, hackeaste mis cuentas y me robaste mis cosas! ¡Te voy a matar!
—Pero yo no te voy a matar. Esa es la regla. No te voy a matar, Zander. Eso le pondría un final a arruinar tu vida, y esa no es la meta. Ahora, no te has esforzado mucho en arruinar MI vida. ¿Por qué no?
—Porque no soy un psicópata enfermo —bufé.
—Claramente no —dijo con frialdad—. Pero esto es aburrido para mí. Estoy haciendo todo el trabajo, orillándote a luchar por tu vida, mientras que tú no estás haciendo nada para mejorarme. No es como que si no he aprendido nada, pero sería más divertido si contraatacaras. Incluso dejaré que Clark te ayude. Pero creo que necesitas motivación.
—¿Crees que necesito motivación para herirte? Ya quisieras.
—Sí, la necesitas. Porque a pesar de todo lo que te ha sucedido, tu único intento para contraatacar ha sido patético. Necesito que te lo tomes en serio y que luches con vehemencia. Así que es aquí en donde un poco de motivación haría efecto.
Se llevó su mano izquierda al bolsillo de su pantalón y sacó un smartphone. Hizo clic un par de veces antes de sostenerlo a un lado de su oreja.
—Soy yo —dijo cuando contestaron en la otra línea—. Ponla en el teléfono.
Sostuvo el celular a la altura de mi oreja. Alguien estaba llorando.
—Di hola —dijo una voz ronca en la otra línea.
—¿Ho... Hola? —habló Katie. Jesucristo, había secuestrado a Katie.
—¡HIJO DE PERRA!
—Cuidado con el lenguaje, Zander. —David sonrió, conversando como si me acabase de pedir que me comiera mis vegetales.
—Katie, ¿en dónde estás? —solté desesperadamente por el teléfono. David alejó el teléfono y colgó, metiéndolo de nuevo en su bolsillo.