"Los cuentos de hada no existen"
Rin sabía perfectamente que eso era cierto y aun así se la jugó en el amor. Quiso entregar tanto que terminó por romperse en miles de pedazos.
A ella nadie le advirtió que enamorarse conllevaba a sufrir. Que conllevaba esa daga que no hacía más que clavarse hondo en su pecho.
Tú Llegaste a mi vida para enseñarme,
Tú, supiste encenderme y luego apagarme,
Tú, te hiciste indispensable para mí y, y,
Sesshomaru miraba la luna y apretó la copa que mantenía en su mano. La acompañante de esa noche era igual a las demás, no lograba causar nada en él, no sabía que le pasaba, pero desde que tocó aquel cuerpo se había idiotizado.
No sabía que había hecho Rin en él, pero desde esa vez que la tuvo en sus brazos no volvió a ser el mismo.
Y con los ojos cerrados te seguí,
Si yo busqué dolor lo conseguí,
No eres la persona que pensé, que creí, que pedí.
Rin cerró el libro y lo lanzó a la cama. La noche estaba fría, ella sabía el calor de quién quería, pero era imposible. Nunca volvería a estar junto a ese idiota que no hizo más que ilusionarla y luego engañarla.
Nunca imaginó que Sesshomaru fuera un mujeriego de los que engañaban para conseguir su propósito, tal vez era eso lo que más dolía. Que ella le creyó sin dudar, ella se consiguió aquel dolor que ahora poseía.
Mientes, me haces daño y luego te arrepientes
Ya no tiene caso que lo intentes
No me quedan ganas de sentir
Sesshomaru mantenía ahora su teléfono en la mano. Quería llamarla, era casi imposible no hacerlo, él deseaba hacerlo.
Quería escuchar su voz, pero sabía que la había lastimado al mentirle de esa manera. Le juró amor cuando no sentía que eso, él solo deseaba estar entre sus piernas. Había logrado su cometido, entonces ¿por qué se sentía de aquella manera? Era como si deseara estar siempre con ella.
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
Busca tu camino en otra parte
Mientras busco el tiempo que perdí
Y hoy estoy mejor sin ti.
Una llamada interrumpió los pensamientos de Rin. Miró la pantalla y el nombre de Sesshomaru apareció en ella. Rin tenía casi un mes sin saber de él, tratando de superarlo y él vuelve a ella.
Apagó el y teléfono y se acostó en la fría cama, necesitaba descansar y dejar de pensar en el idiota que rompió su corazón.
Voy de nuevo recordando lo que soy,
Sabiendo lo que das y lo que doy,
El nido que buscaste para ti y, y, y,
Sesshomaru despertó más decidido que nunca, él le mintió, pero quería arreglar el malentendido con ella. La amaba, de eso ya no cabía duda. Era algo que ni él mismo podía discutir. Todavía no conocía como ella se clavó de esa manera en él, pero sería estúpido negar lo que sentía.
Ese día la buscaría, ella volvería a él. Él la iba a conquistar.
Una sonrisa se posó en sus labios de Sesshomaru, sabía lo que le gustaba a Rin, pero entonces su sonrisa desapareció. ¿Y si ella ya tenía un nuevo amor? Él no había pensado en eso, pero no le importaba, iba a luchar por la mujer que amaba.
Y el tiempo hizo lo suyo y comprendí
Las cosas no suceden porque si,
No eres la persona que pensé, que creí, que pedí.
Rin salió de la biblioteca con su nuevo libro en mano. Una sonrisa se posó en esos labios color certeza que Sesshomaru amaba besar. Sus ojos brillantes ya que ella amaba leer.
Lamió sus labios y sintió una pesada mirada que parecía querer penetrar todo en ella. Su ceño se frunció mientras miraba en busca de la persona, pero quedó paralizada. Luego de un mes Sesshomaru estaba de pie a una distancia considerable de ella. Tragó seco mientras él se acercaba a ella.
Mientes, me haces daño y luego te arrepientes
Ya no tiene caso que lo intentes
No me quedan ganas de sentir
—No quiero nada de ti, bastardo infeliz—Sesshomaru abrió los ojos sorprendido con el apelativo que había utilizado Rin.
—Escúchame Rin—dijo calmado, o bueno, intentado parecer calmado.
—Nada, no voy a escuchar más mentiras y engaños de un bastado como tú—Sesshomaru nunca había conocido esa parte de Rin y estaba bastante sorprendido. Ella siempre había sido una chica calmada.
La sorpresa fue tal que Rin aprovechó y escapó de él. Escapó con el corazón corriendo a kilómetros por segundo, latiendo tan fuerte que temía morir joven. Eso era solo una parte de lo que Sesshomaru provocaba en ella.
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
Busca tu camino en otra parte
Mientras busco el tiempo que perdí
Y hoy estoy mejor sin ti, y hoy estoy mejor sin ti.
Sesshomaru había intentado de toda la semana siguiente. Rin todavía no lo aceptaba por el orgullo, pero estaba loca por tenerlo para ella. Besarlo y estar siempre con él.
Una tarde se quedó en casa, tenía que terminar aquel libro que había tomado de la biblioteca prestado, pero el timbre interrumpió su momento, por lo cual se dirigió a el abriendo sin mirar quien era.
Trató inmediatamente de cerrar la puerta, pero Sesshomaru fue más rápido y entró el pie logrando que de esa manera no pueda cerrarla.
—Lárgate de aquí—espetó Rin furiosa.
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
Busca tu camino en otra parte
Mientras busco el tiempo que perdí
Y hoy estoy mejor sin ti,
Y hoy estoy mejor sin ti,
Y hoy estoy mejor sin ti
—No estas mejor sin mi Rin—murmuró Sesshomaru—y ya estoy cansado de esperar, vengo por ti—en un movimiento veloz entró a la casa de Rin.
Ella tembló al sentirlo cerca.
—Debes irte—susurró y Sesshomaru sonrió.
—Debemos irnos y ponernos al día—la tomó y la besó—ya no te puedes resistirte—la besó y ella correspondió entregándose al amor de su vida. Puede que le haya mentido, pero todos merecemos una segunda oportunidad en esta vida. Y Sesshomaru supo como ganarse la de él.