Koga escribía con impaciencia sobre aquel papel, para luego leerlo y finalmente arrugar su entrecejo mientras arrugaba la hoja y la lanzaba al piso. Nada lo convencía para poder escribirle una carta a la chica que le gustaba. Y si, una carta; él quería que todo fuese especial, ella valía la pena.
Suspiró con cansancio mirando todas las bolas de papel esparcidas en el suelo. Nunca había sido tímido con una chica. ¡Por Dios tenía un tiempo donde fue un total mujeriego! Pero esa mujer solo hacía mirarlo y él podría hasta tartamudear.
Ayame era una chica increíble y se sentía un idiota al haberla enviado a la zona de amigos cuando ella se declaró, ahora solo era un muy buen amigo.
Cuando estoy contigo crece mi esperanza
Vas alimentando el amor de mi alma
Y sin pensarlo el tiempo me robó el aliento,
¿Qué será d mí si no te tengo?
—¡Ayame!—el grito de Koga resonó por los pasillos de la universidad mientras él corría hacia la peli roja que sonría al verlo.
—¡Koga!—chilló abrazándolo—¿adivina quién tiene una cita?—la sonrisa de Koga se apagó un poco.
—¡Tú!—grito él con falsa alegría.
—Exacto—ambos caminaron y Koga solo sonría falsamente.
—¿Y con quién es?—preguntó casual con una malvada sonrisa dibujada en el rostro, algo de lo que la dulce Ayame no se percató por contarle quien era su cita.
Si no estás conmigo se me escapa el aire, corazón vacío.
Estando en tus brazos sólo a tu lado siento que respiro
No hay nada que cambiar, no hay nada que decir.
Ayame se encontraba molesta mientras esperaba a su cita, quien llevaba tres horas de retraso. Lo llamó y nada, estaba furiosa.
Como la casa de Koga quedaba cerca caminó hasta allá y los tacones la estaban matando. Se sentía horrible. Había invertido su tiempo arreglándose pada que un idiota ni se digne en llamarla y darle una explicación de su abandono. Furiosa tocó el timbre de su amigo quien tenía una sonrisa, pues sabía que aquello iba a pasar.
Si no estás conmigo quedo entre la nada, me muero de frío.
Ay! cuanto te amo, si no es a tu lado pierdo los sentidos
Hay tanto que inventar, no hay nada que fingir
"me enamoré de ti"
Me enamoré de ti
Koga miraba maravillado como su camisa cubría el cuerpo de Ayame mientras ella solo estaba ocupada comiendo ramen y quejándose del bastardo que la había plantado.
Koga pensó que había sido muy buena idea amenazar a ese flacucho ya que estaba disfrutando de la compañía de Ayame mientras la ve. Estaba hermosa, le encantaba esa mujer y él no sabe en qué demonios pensaba cuando la rechazó.
—¿Algo está mal en mí?—pregunto Ayame levantando la mirada y observándolo—me estás mirando muy fijamente—Koga solo sonrió.
—Creo que te ves muy hermosa—las mejillas de Ayame se sonrojaron, pero gracias al maquillaje que conservaba Koga no fue capaz de notarlo.
Eres lo que yo más quiero, lo que yo he soñado amar
Eres mi rayo de luz a cada mañana