You rock my world

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Inuyasha miró con aburrimiento todo, otra vez tendría que estar en aquella aburrida fiesta sofisticada, como su madre solía decir. Mientras un grupo de chicas le sonreían coquetamente Inuyasha sintió que su irritación crecía por momentos escandalosos. Todo era igual, fingir que le gustaba ese ambiente tan rutinario ante sus ojos, solo tenía ganas de irse a dormir cuanto antes.

Sacudes Mi Mundo

Mi vida nunca será la misma

Porque niña, viniste y cambiaste

La forma en que camino

La forma en que hablo

Un pequeño alboroto se escuchó e hizo que la mirada del joven navegue. En sus dieciocho años pocas cosas le importaban, una era el chisme, pero debido a la curiosidad porque en esa fiesta pocos sorprendían, el que alguien lo haga hizo que mirase.

Se encontró él mismo muy sorprendido mirando a la figura que destacaba entre la multitud. No por un sofisticado vestido, más bien todo lo contrario. Su vestido tipo gótico que apenas cubría su trasero y el cabello azabache que era una maraña de colores desde la mitad hasta la punta.

No puedo explicar las cosas que siento por ti

Pero niña, sabes que es verdad

Quédate conmigo, cumple mis sueños

Y seré todo lo que necesitarás (oh, oh, oh, oh, ooh)

La joven caminaba con gracia hacia el escenario, pero los ojos de Inuyasha conectaron con esos chocolates, de pronto se vio divertido con la situación. Él conocía a esa joven, era la misma chica que durante su último año en la preparatoria lo metió en muchos líos, y es a que Kagome Higurashi la perseguían los problemas aun sin ella pedirlo.

Se siente tan bien (niña)

He buscado el amor perfecto toda mi vida

Toda mi vida (oh, oh, oh, oh, ooh)

Se siente como si (como yo)

Finalmente he encontrado que su amor perfecto es mío (ver)

Y finalmente encontré, vamos chica

Kagome Higurashi, una extraña chica por la que sin razón lógica Inuyasha había perdido la cabeza. ¿Cómo paso? Ni él mismo comprendía.

Inuyasha vio por primera vez a Kagome un mes después de comenzar el último año de estudios. Ella simplemente entró al vestuario de hombres sorprendiéndolo con solo una toalla enroscada en su cintura.

—Madre de todo lo bueno, jodido cielo, veo un cuerpo muy bueno—pronunció la joven que descaradamente subía y bajaba la vista por el casi desnudo chico.

—¿Qué mierda?—la pregunta de Inuyasha quedó en el aire al escuchar pasos apresurados.

—Búsquenla, tiene que estar cerca—escuchó el murmullo del coordinador. Inuyasha miró la joven interrogante.

Usted sacudió mi mundo, usted sabe que lo hizo

Y todo lo que voy a dar (sacudiste mi mundo)

Y no hay nada que podamos encontrar

Alguien como tú para llamar al mío (meteteó mi mundo)

—Sal de aquí—pronunció y ella negó. Miró como iba vestida. La falda negra con rayas rojas le quedaba bien, una blusa algo suelta con cadenas apretadas al cuello negras, sus media pantis y maquillaje algo excéntrico para su gusto, sin embargo, la mirada achocolatada de ella era hermosa.

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