Kagome miró su teléfono con curiosidad, una vez más se tardaba ese amigo especial para ella. Mordió sus labios antes de sentir el cálido abrazo que Bankotsu le daba. Con una sonrisa se giró a mirarlo. El único chico al que le daría su corazón sin dudarlo, porque Bankotsu era el chico más divertido, sincero y tierno que ella conocía.
—¿Dónde estabas?—preguntó Kagome con una sonrisa.
—Yo, bueno...
La mirada de Bankotsu se perdió y vio a una chica hermosa pasar cerca de ellos. Su cabello largo caía por su espalda, de facciones delicadas, Kagome miró como su amigo la miró y sintió miedo.
—¿Si?—preguntó tratando de llamar su atención, pero esta solo volvió cuando la chica se perdió de sus vistas.
—Nada, ¿nos vamos?—Kagome sonrió débilmente antes de caminar junto a él.
Todavía recuerdo el tres de diciembre, yo con tu suéter
Dijiste que se veía mejor en mí que en ti
Si tan solo supieras cuánto me gustas
Pero miro tus ojos mientras ella
Pasa
Qué espectáculo para los ojos cansados, más brillantes que el cielo azul
Ella te tiene hipnotizado mientras me muero
Kagome se miró en el espejo del sanitario de chicas. Miró a la chica pálida que le devolvía la mirada. Sonrió débilmente. Tomaría el coraje de confesarle a Bankotsu lo que sentía ese día.
Ella lo conocía porque ambos viven en el mismo residencial. Comenzaron su amistad por pequeñas bromas del moreno, bromas que pronto los acercaron tanto hasta compartir sus gustos, sus tiempos, abrazos y contarse cosas íntimas.
¿Eso era una señal? ¿verdad? Bankotsu nunca ha sido cercano a otra mujer, yo debo gustarle.
Kagome sonrió, si, seguro que él sentía lo mismo.
¿Por qué me besarías?
No tengo ni la mitad de su belleza
Le diste tu suéter, es solo poliéster
Pero ella te gusta más
(Desearía ser Heather)
Kagome salió del baño del cine buscando con la mirada al chico que le gustaba, pero lo que vio la hizo detenerse en seco. Otra vez esa chica. Ambos reían divertidos mientras que Bankotsu la miraba embobado, era la primera vez que Kagome veía esa expresión en él.
La chica trató de irse, pero él la sujetó. Todo pasaba delante de unos ojos cuyo dolor se reflejaban. Kagome mordió sus labios y sacó su teléfono saliendo del cine sin ser vista.
Me surgió un improvisto, me tuve que ir, lo siento.
Su corazón seguía latiendo como loco, pero no de buena manera, era una dolora y triste.
Me quedo mirando mientras ella sostiene tu mano
Pones tu brazo alrededor de su hombro, ahora me está dando más frío
Pero cómo podría odiarla, ella es un ángel
Pero al instante, como que desearía que estuviera muerta
Cuando el lunes llegó los pasillos eran inundados de comentarios. Kagome nunca les había prestado atención, hasta que lo vio. Bankotsu caminar junto a ella, su brazo en el hombro de la chica hermosa cuyo nombre desconocía. Eso antes de ponerla frente a él con una sonrisa juguetona y besarla.
Un disparo habría sido menos doloroso.
Eso pensó Kagome tocando su mejilla. Lloraba. Giró sobre sus talones y salió de aquel lugar sintiendo el frio de la ausencia de Bankotsu. Llegó a las gradas y se dejó caer. Aun cuando hacia frio, el frio que sentía en su interior era menos pasable. Limpió sus mejillas, ya él no sería de ella.
Mientras ella pasa
Qué espectáculo para los ojos cansados, más brillantes que el cielo azul
Ella te tiene hipnotizado mientras me muero
—Kagome—el llamado de Bankotsu la hizo detenerse. Lo vio venir y fingió una sonrisa. Él le sonrió antes de abrazarla.
—Ban, lamento lo de hace dos semanas—murmuró al pensar en lo que vio en el cine.
—Descuida, necesito mostrarte algo—la emoción en sus ojos hizo que el pecho de Kagome se sacuda. Ella sonrió alegre al ver la alegría de él.
—¿Qué es?—preguntó dejándose guiar por la mano que tenía sujeta la suya.
Sus manos son cálidas, deberían sujetarme siempre.
Kagome se sintió amada con ese pequeño gesto tan desapercibido por todos.
¿Por qué me besarías?
No tengo ni la mitad de su belleza
Le diste tu suéter, es solo poliéster
Pero ella te gusta más
(Desearía ser Heather)
(Oh) desearía ser Heather
(Oh, oh) desearía ser Heather
—Kagome, ella es Kikyo. Es mi novia—el corazón de Kagome cayó al suelo. La mano de Bankotsu la soltó para ir y abrazar a la chica de sonrisa dulce—Kikyo, Kagome Higurashi, mi mejor amiga—por primera vez Kagome no puedo fingir una sonrisa. Sentía que si lo hacía lloraría.
—Un placer—murmuro bajito. La chica le sonrió.
—El placer es mío, Ban me habla mucho de ti. Eres muy especial para él—dijo la chica que buscaba agradarle a una mujer importante en la vida de su novio.
¿Especial? No me siento para nada especial justo ahora. Oh bueno si, especialmente rota.
Ellos hablaban y hablaban sin saber que el corazón de una joven se rompía en miles de pedazos frente a sus ojos y nadie se daba cuenta.
¿Por qué me besarías?
No tengo ni la mitad de su belleza
Le diste tu suéter, es solo poliéster
Pero ella te gusta más
Desearía ser...
Por primera vez Kagome odio ser ella. Vio la felicidad en ellos y lo supo. O tal vez lo sabía desde que escuchó los murmullos en el pasillo, cuando los vio besarse o tal vez ahora.
Ella solo sería una triste espectadora del espectáculo que con todo su corazón quiso protagonizar.