Dedicada a: CalendulaRequiem14
Rin miraba como los copos de nieve caían a través de su ventana. El chocolate caliente que llevaba en una de sus manos lo llevo despacio a sus labios, sopló suavemente y luego le dio un trago.
En estas épocas del año era cuando más triste y vacía se sentía.
Miró a sus dos hijos jugar con los carros que ella le regaló la noche anterior. No tenía ganas de celebrar, en realidad no había nada que celebrar. Todo había terminado de una manera muy dolorosa para ella. Su matrimonio se vino abajo tan deprisa, nadie le advirtió que las cosas sucederían de ese modo.
Por todo, lo que tú le prometiste
estuvieron meses y nunca lo cumpliste
por las veces que dijiste
te haré feliz y siempre se la pasaba bien triste
por las ocasiones que con ella no estuviste,
y todos esos besos que nunca le diste,
por su amor que nunca lo viste,
fuiste muy tonto y por eso ya la perdiste,
por esos problemas donde nunca la apoyaste,
por el cariño que nunca le entregaste,
nunca le diste importancia,
no tiene que importarte,
si de ti ya no le importa nada.
—Rin—ella levantoó la mirada viendo al hombre que la amó desde pequeña, al que ella rechazó y quien en el momento más duro de su vida no le falló.
Kohaku la miraba anhelando que sus ojos ya no estén tristes, él sabía que ella no olvidaría a Sesshomaru tan fácilmente y eso era lo que le rompía el corazón.
Kohaku renunció al amor de Rin y la dejó ser feliz con Sesshomaru. ¿Para qué? Para al final él dejarla tan rota, de la única manera en la que parecía cobrar vida era delante de sus dos niños, luego sólo era una mujer solitaria.
Ya no era la joven que alegraba tu vida con solo su presencia, ya no podía apreciar la sonrisa hermosa que poseía, ella ya no era igual.
—¿Sucede algo Kohaku?—ella le dio un sorbo más a su chocolate caliente mientras esperaba que su compañero hable.
—Él está afuera, quiere hablar contigo—Rin solo miró los copos de nieve caer despacio y el calor de aquel hogar que ella invadía.
—¿Debería hablar con él?—Kohaku sonrió, a pesar de que no eran nada ella quería tomar las decisiones importantes de ella junto a él.
—¿Quieres hacerlo?—preguntó posando su mano sobre la de ella y dándole un suave apretón.
—Creo que sería lo correcto—ella le regaló una leve sonrisa y por unos segundos él logró visualizar a su Rin, a la vieja y dulce Rin.
No busques algo que lo diste por perdido,
déjala en paz ella está feliz conmigo,
no busques en ella ese abrigo,
que te lo dio antes, pero preferiste más el frío,