Amiga Mía

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Kagome tomó una taza de café mirando como Inuyasha besaba y abrazaba a Kikyo. Lamió sus labios y la culpa la invadió. Los ojos dorados de Inuyasha la miraron, pero ella no se atrevió a mantenerla en él.

Óyeme, por favor

No digas nada

Perdóname

Anoche entre sus brazos me sentí

realmente una mujer

Suspiró cansada y cuando Inuyasha pasó por su lado y rozó intencionalmente su pierna Kagome se tensó. Él sabía todo lo que provocaba en ella.

Él sabía cómo ella gemía anoche su nombre cuando llegó al orgasmo.

Kikyo se acercó a ella y le sonrió.

—Amo a Inuyasha—comentó lamiendo sus labios—Kagome, esta mañana me hizo el amor de una manera que... Dios, no tengo palabras, ese hombre es una maquina en la cama—Kagome le sonrió. ¡Ella lo sabía! Ella sabía que tan bueno era el marido de su mejor amiga en la cama, ella misma lo había probado innumerables veces. Él conocía perfectamente todo de ella.

—Eso es bueno ¿no?—preguntó la azabache sonriéndole.

—Por supuesto, si tú supieras como lo hace quedarías tan loca como yo—Kagome negó.

—No bromees con eso—murmuró.

—Deberías conseguir un novio pronto, tener sexo es lo mejor, sé que tienes tus aventuras, pero tener un hombre como Inuyasha, Kagome, debes conseguir uno igual—terminó de decir.

Sé que tú creerás

Que es solo un juego

Entre los dos

Te juro que esta vez me enamoré

Como nunca me enamoré

Los amigos de Kikyo llegaron. Hoy ella cumplía 26 años. Uno de ellos, el que siempre había estado enamorado de Kagome se acercó.

—Pero si es la bella Kagome—comentó con una sonrisa—¿sigues soltera hermosa?—preguntó dándole un guiño. Inuyasha desde el mesón apretó los brazos.

—Supongo—comentó la azabache.

—¿Y sigues sin querer darme una oportunidad?—ella río.

—Algún día, tal vez—y todos encontraron gracioso sus palabras, a excepción del hombre que estaba a unos metros.

Amiga mía sé que estoy quitándote al hombre de tu vida

Amiga mía sé que estoy matándote y es lenta tu agonía

Amiga mía que difícil es decirte amiga ahora

Amiga mía lo amo tanto y sé que el a mí también me adora

Kagome fue al baño porque no aguantaba todo eso. Tener que fingir que nada pasaba, que el hombre que su amiga abrazaba y besaba no era el mismo que la hacía mujer cada vez que quería.

Su relación con Inuyasha siempre fue cercana, cuando él se hizo novio de Kikyo se llevaron bien para que Kikyo se sintiera cómoda. Nunca lo había mirado como hombre. Hasta que pasó.

En un reto extremo le retaron a besarse. Kikyo aceptó, Kagome no quería, pero su amiga insistió. Ese fue el punto de comienzo. Ese beso fue el causante de que luego Kagome se derritiera y que ambos se miraran con deseo. Ese beso fue el causante de que ella terminara en la cama gimiendo el nombre del marido de su amiga y ese beso fue el causante de que a Kagome le encantara cada cosa que Inuyasha hacía hasta el punto de enamorarse de él.

Para ti sé que soy

La gran culpable

Entre los dos

Comprende lo de ustedes terminó

Antes que llegaré yo

Kagome salió del baño chocando con un cuerpo. Sabía quién era de inmediato. Miró hacia arriba donde esos ojos dorados la miraban con intensidad.

—No quiero seguir mintiéndole—comentó en voz baja—quiero decirle la verdad, esto me está matando—Inuyasha suspiró.

—Yo también, solo soy un cobarde que no quiere lastimarla—murmuró pegándola a la pared—no sabes cómo le hice el amor pensando en ti, en tu piel, en tus gemidos, en lo húmeda que te pones cuando te toco—el calor de Kagome subió rápidamente y ella lo miró con los ojos abiertos.

—Tengo que irme—él sonrió.

—¿Tímida ahora?—murmuró apretando su trasero.

—Respétala Inuyasha...

—Bien—alejó sus manos.

Amiga mía sé que estoy quitándote al hombre de tu vida, oh

Amiga mía sé que estoy matándote y es lenta tu agonía, oh

Amiga mía que difícil es decirte amiga ahora

Amiga mía lo amo tanto y sé que el a mí también me adora

—Kagome, Inuyasha—Kikyo los encontró y suspiró—¿dónde está tu regalo Kagome?—Kagome sacó la tarjeta y se la entregó—¿la leo ahora?—ella asintió—Me he enamorado de tu hombre, estoy enamorada de Inuyasha—Kikyo abrió los ojos y levantó la mirada—¿qué significa esto?—preguntó—esta broma no tiene gracia—Kagome derramó una lágrima.

—Yo...

Kikyo la abofeteó.

—¿Era ella con quién me estabas engañando?—Inuyasha bajó la mirada—sabía que no me eras fiel, pero con ella—negó llorando.

Amiga mía sé que estoy quitándote al hombre de tu vida

Amiga mía sé que estoy matándote y es lenta tu agonía

Amiga mía que difícil es decirte amiga ahora

Amiga mía lo amo tanto y sé que el a mí también me adora

—Kikyo, lo siento, nunca quise que esto pasara, no fue algo planeado yo...

Kikyo negó.

—Eres una perra traidora, ambos, me dan asco—Kagome lloró.

—Lo amo—Kikyo se río sarcástica.

—Lo sé, supongo que ambas podemos hablar de lo bien que lo hace en la cama ¿no? Fue por envidia ¿verdad? Siempre me envidiaste por ser mejor que tú—las lágrimas de Kagome pararon.

—Nunca, de verdad—Kikyo negó.

ay amiga, oh, oh, oh

—Kikyo, ninguno planeó esto—ella miró a Inuyasha.

—Y yo tampoco, sin embargo, me han roto el corazón—se giró—ambos se merecen—murmuró.

—Amiga—Kikyo se alejó de ellos sin mirar atrás.

Porque a pesar de todo, en el fondo de su corazón, siempre supo la verdad y eso era lo que más dolía.

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