Vida de rico

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—Un momento—Kagome se detuvo ante el llamado del chico que la miraba con una sonrisa. Lo vio deslizar el anillo de compromiso en su dedo anular y sonrió con felicidad—ahora eres mi prometida en todo el sentido—ella lo abrazó.

—Pero somos muy jóvenes—murmuró la chica sin perder la sonrisa.

—Escucha esto—le guiñó un ojo y la música comenzó a sonar.

Yo puedo ofrecerte una vida muy interesante

Pero depende, para ti, qué es interesante

Si estás pensando en discotecas, carros y diamantes

Entonces puede que pa' ti sea insignificante

Conoció a Kagome cuando apenas iniciaba su nuevo empleo. Hija del director general, una chica dulce que siempre, por algún motivo, lo acompañaba a comer en las tardes.

Las conversaciones con ella siempre le parecían interesante, tanto que sin darse cuenta esperaba todas las tardes el horario de comida para poder charlar con ella mientras disfrutaban de la comida.

No es vida de rico

Pero se pasa bien rico

Y si en la casa no alcanza pa'l aire

Te pongo abanico

Cuando la invitó a comer, ella parecía la chica más dulce del mundo, tanto que solo imaginó la mujer de su vida con esa sonrisa y ese carisma para las conversaciones. Parecía caer directo por ella.

—Tienes mucho potencial, pero te ocultas ¿por qué?—preguntó Kagome un día.

—Miedo a fallar—murmuró temeroso.

—Deberías tener más miedo a lograr grandes cosas y perderlo por tu miedo a fallar. Si un día decides abandonar esto y crear tú mismo tu entorno. Y te apoyaré—le guiñó un ojo.

—Confías mucho en mi—murmuró avergonzado.

Ella solo sonrió, pero no respondió.

Yo no tengo pa' darte ni un peso

Pero sí puedo darte mis besos

Pa' sacarte, yo tengo poquito

Pero es gratis bailar pegaditos

—¿Te gustaría salir este sábado?—Kagome detuvo de escribir para levantar la mirada a la puerta de su despacho. Inuyasha tenía las manos en los bolsillos.

—¿Me estás invitando a salir?—preguntó con una sonrisa.

—Sí, no te puedo dar algo extravagante, pero si una salida casual—murmuró ya suspiró.

—Si incluye una plática divertida, cuentas conmigo—él asistió.

Yo no tengo pa' abrirte champaña

Pero sí cervecita en la playa

Aunque es poco lo que yo te ofrezco

Con orgullo, todo lo que tengo es tuyo

Kagome se sentó en una silla plástica. Una música que no reconocía se escuchaba. Inuyasha le pasó una cerveza y el ambiente donde las personas bailaban de una manera que ni en profesionales había visto.

—Es la primera vez que veo bailar la salsa de esa manera—murmuró tomando un trago de cerveza.

—Muchos han aprendido de las calles a bailar—comentó feliz de ver la mirada curiosa de ella—temí que no te gustara, sé que no es a lo que estás acostumbrado, pero...

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