Eres Mía

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Kagome mordía sus labios mirando a todos comentar felices sobre la boda con Koga. Ella trataba de verse lo más feliz posible, pero sabía que de alguna u otra manera se mentía a ella misma. No estaba tan contenta como gritaba por todos lados el día que apareció con un anillo en el dedo.

Kagome sabía la razón del porqué su descontento, pero prefería ignorar todo ese estúpido pensamiento que se formulaba en su mente. No quería caer nuevamente en ese juego con aquel sujeto.

Ya me han informado que tu novio es un insípido aburrido

Tú que eres fogata y el tan frío.

Inuyasha sonreía mirando a Koga en el bar, la canción sonaba llenando el silencio que los clientes habían establecido en el.

Le dio un sorbo a su copa de whisky y le sonrió en dirección a Koga. Sus ojos dorados ocultaban cualquier sentimientos o pensamiento que mantuviera Inuyasha.

Dice tu amiguita que es celoso no quiere que sea tu amigo

Sospecha que soy un pirata y robaré su loro.

—No te quiero cerca de Kagome—dijo Koga de manera directa y firme. Inuyasha solo se limitó a mirarlo en silencio.

—¿Qué pasa Koga?—pregunto divertido—¿no confías en mí?—levantó una ceja y le dio otro sorbo a la copa.

—Sabes que no Inuyasha, Kagome será mi esposa así que aléjate. No me gusta como la miras, por tu propio bien no te le acerques—los ojos azules de Koga parecían llamas furiosas. Su rostro contraído en ira se confundió al ver la tranquilidad de Inuyasha.

—Ya te dije que no voy hacer nada—murmuró—deberías relajarte más—se levantó de la mesa dejando el dinero y dejando atrás a Koga sin decir una sola palabra más.

No te asombres

Si una noche

Entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía

Bien conoces

Mis errores

El egoísmo de ser dueño de tu vida

Eres mía (mía mía)

No te hagas la loca eso muy bien ya lo sabias.

Kagome recordaba cada beso que esa noche Inuyasha marcó en su piel.

Hace aproximadamente un año Kagome y Koga habían terminado. Sus amigas tratando de ayudarla luego de un mes encerrada sin querer ver a nadie la convencieron de salir a un club. Ella nunca imaginó encontrar en ese lugar al chico que Koga más odiaba.

Tampoco imaginó entregarse a él toda la noche. Fue la noche más apasionada de su vida. Kagome sabía que eso nadie lo cambiaría. Esa noche de la cual solo fue testigo ella, Inuyasha y la cama de su habitación.

Si tú te casas

El día de tu boda

Le digo a tu esposo con risas

Que solo es prestada

La mujer que ama

Porque sigues siendo mía.

You won't forget Romeo

Gostoso

Inuyasha acostado en su cama llevó uno de sus dedos a pasearlo por sus labios. Cerró los ojos e imaginó a Kagome besándolo con pasión. Como esa noche sus gemidos, sus besos, su entrego hacia él lo enloqueció.

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