Kagome suspiró mirando su reflejo en el espejo. Otra chica que había ingresado al baño la miraba de reojo. Su vestido se ceñía a su cuerpo de manera espectacular, sus labios rojos en ese rostro pálido que posee. Retocó su maquillaje y recogiendo sus cosas avanzó. Su acompañante la esperaba y le sonrió al verla salir.
—No dejo de impresionarme de lo hermosa que luces—murmuró Bankotsu sujetando su mamo—¿nervios?—preguntó mientras entraban al coche.
Ella lo miró fijamente, le sonrió y miró la fiesta en la que estaban.
—Para nada, no creí que fuésemos capaces de asistir a dos fiestas a la vez, tenemos un nuevo récord—murmuró desviando el tema mientras iban en el coche. Kagome sintió como todo en su interior se alertaba. Iba a ver a Inuyasha Taisho. El único hombre capaz de enloquecerla.
—Escuché que tiene prometida—murmuró Bankotsu, su amigo, mirándola fijamente—ve con cuidado—y con eso bajó del coche ayudándola luego.
Cuando ingresó al lugar sintió como aire la abandonaba mientras se daba cuenta de que estaban en la parte superior y había dos escaleras hacía el piso inferior en forma de caracol. Abajo estaban los invitados colocados en sus mesas mientras en el centro residía una enorme pista para el baile anual.
Levanto la mirada y miro fijamente tus ojos
Yo te toco más y más cada vez
Cuando te vas, te ruego que no te vayas
Digo tu nombre dos, tres veces seguidas.
Su vestido ajustaba sus pechos de manera sensual y su figura era marcada, su cabello cayendo en hondas suaves por toda su espalda. Era una hermosa mujer a la cual todos le dedicaron una mirada al bajar, no había opción, Kagome lucía espectacular.
Era publicista en las empresas Taisho donde conoció tiempo después al hijo menor y quedó encantada con él, pronto no sabía cómo o en qué momento Inuyasha Taisho se había metido en su sistema como una enfermedad incurable. Estaba enamorada tontamente de él. ¿El problema? Estaba comprometido, pero eso a Kagome le interesaba en lo más mínimo. Era a Inuyasha a quién se follaba, no a ella.
Una cosa divertida para mí tratar de explicar es
Cómo me siento y mi orgullo es el culpable, sí
Porque sé que no entiendo
Cómo tu amor puede hacer lo que nadie más puede
Cuando bajó se encontró saludando a los conocidos del trabajo y sus acompañantes, mientras sus ojos distraídamente lo buscaban. Un señor parloteaba sin cesar haciendo que casi pusiese los ojos en blanco, pero Bankotsu sabiamente le murmuró que vaya por bebidas.
Con esa propuesta en mente Kagome luego de avisar fue a buscarla. Una mano se posó en su cintura cuando Kagome se detuvo en la mesa de aperitivos. No tenía que girar para saber de quién se trataba. Conocía su tacto a la perfección.
Me tienes luciendo como loca en este momento
Tú amor me tiene como loca en este momento
Me tienes luciendo como loca en este momento
Tu tacto me tiene luciendo como loca en este momento
Me tiene esperando un mensaje tuyo en este momento
—Está espectacular señorita Higurashi—el susurró que dejó los labios de Inuyasha erizaron cada pequeña parte del cuerpo de la azabache que giró a mirarlo. Contuvo el aliento al ver el espécimen de hombre que estaba frente a ella. El cabello negro corto y esa mirada que la dejaba sin habla.