Without Me

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Nerviosa miró el lugar y sonrió viendo como la preparaban para entra en escena pronto. Agradeció cuando acomodaron los equipos y suspiró con fuerza.

Sin mí, sin mí, sí

Sin mí, sin mí, sí

—Kagome sales en diez minutos ¿estas lista?—los ojos decididos de la azabache miraron la pelirroja y asintió. Ayame habló a un micrófono que tenía e hizo señas.

Miró a su alrededor. La pasarela había acabado, ella era una chica que cantaba de vez en cuando en clubes, pero esta vez tenía un trabajo grande en sus manos y no quería arruinarlo. Cerró los ojos rezando para que todo salga bien.

Te encontré cuando tenías el corazón roto

Llené tu copa hasta que se desbordó

Tomó mucho tiempo para que te acercaras (te acercaras)

Me asustaba dejarte solo

Cuando le dieron la señal Kagome salió. Muchas cámaras en su dirección, pero ella solo quería la atención de una sola persona. Comenzó a cantar al ritmo de Halsey en una indirecta al hombre que se encontraba allí, sentado como si nunca le había roto el corazón, al lado de su esposa. Ese bastado.

Sesshomaru Taisho fue su peor jugada, su peor elección. El primer gran error de su vida.

Vio los ojos del hombre abrirse al verla allí. En un vestido negro que se ajustaba a sus curvas cantando.

Te dije que te atraparía si te caías

Y si se ríen, que se jodan todos

Y luego te levanté de tus rodillas

Y tu puse de vuelta en tus pies

Solo para que te aprovecharas de mí

Lo conoció en la universidad, cuando él era víctima de comentarios malos por ser hijo del rector. Kagome fue quien lo ayudó, quien lo mantuvo a flote. ¿Qué ganó? Enterarse de que él estaba casado cuando ella se entregó en cuerpo y alma a él. Al mismo hombre que la miraba frio y calculador.

Dime cómo te sientes estando ahí arriba

Sintiéndote tan alto, pero muy lejos para sujetarme

Sabes que fui la que te puso ahí arriba

Con el nombre en el cielo, ¿alguna vez te sientes solo?

La multitud enloqueció cuando Kagome lo señaló. Frente a todos y señalándolo cantó esa estrofa. Una lagrima traicionera se coló fuera de sus ojos al ella recordar las risas en su departamento junto a él.

—Te amo, Kagome—murmuró besando sus labios con dulzura.

—Sabes bien que tienes mi mundo en tus manos—él sonrió acariciando su rostro.

—Lo sé—dijo.

Claro que lo sabía y de qué manera le pagó.

Pensabas que vivirías sin mí

Pensabas que vivirías sin mí

Baby, fui la que te puso ahí arriba

No sé por qué (no sé por qué)

Pensabas que vivirías sin mí

Vivirías sin mí

Baby, fui la que te puso ahí arriba

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