Kagome sonrió al chico frente a ella mientras probaba una copa de vino con las piernas cruzadas. El viento fuerte de la playa lograba que mechones oscuros de su pelo salgan volando para caer de manera preciosa sobre su rostro.
Inuyasha miraba la chica embobado y luego le sonrió con malicia mientras miraba donde se encontraba su ex esposa con el ex esposo de Kagome.
—Deberías dedicarles una canción a esos traidores—dijo levantando la copa en dirección a Kagome.
La chica dejo la copa cerca de sus labios curvándolos en una sonrisa luego.
—No sería mala idea—murmuró sin despegar la vista de esa dorada que la había devuelto a la vida.
—¿Te hago los honores?—ella negó levantándose. El vestido blanco no hacía nada por ocultar el bikini que se ajustaba a su cuerpo. Inuyasha quedó momentáneamente preso de su deseo por perderse en esas curvas que comenzaba a conocer a la perfección.
—No, yo lo haré—Kagome caminó hasta la pequeña tarima que siempre colocaban—cantaré—el chico la miró embobado pasándole el micrófono. Kagome subió a la tarima y vio a su ex esposo tener una discusión al parecer, algo acalorada—buenas noches—las luces bajaron y dejaron a Kagome ser el centro de atención—quiero dedicarles esta canción a dos personas, dos personas que gracias a su estupidez perdieron a otras dos personas más maravillosas—miró a Inuyasha quien le guiñó un ojo—esta canción se la dedico a ella... Y también a él, por idiota—buscó la pista y está sonó por todo el lugar.
Ella jugó a darte lo que más querías
Yo jugué a creerte que nunca lo harías
Ella con un beso, yo con mil razones
Para estar confiando en tus explicaciones
Kagome comenzó a cantar y Koga la miró maravillado. Una de las razones por las que ella le gustó fue esa voz tan bella que poseía, pero que ahora lanzaba verdades que le dolían.
Ella te dio algo, mientras tú te arriesgabas
Yo te lo di todo, tú no quisiste nada
Ella es un segundo y yo era para siempre
Algo pasajero, te condenó a perderme
Kagome paseó su mirada hasta endurecerla en Koga quien no prestaba atención a lo que Ayame decía.
Cuatro años de matrimonio destrozados por una chica que era casada y que solo quería disfrutar un amor clandestino y escalar mejores posiciones que la de su esposo.
Esta es la hice a ella, ella
que se cree que, por bella, ella
Puede robarme todo lo que nunca tuvo ella
Se la hice a ella, ella,
por, aunque sea tan bella, ella
Cada que te acaricie, tu piel ya tendrá mis huellas
Hoy quiero decirle a ella
Que si fue así conmigo
También lo será con ella
La sonrisa sarcástica que Kagome les regaló a ambos hizo que Ayame formara una línea recta con los labios en una señal de que sus palabras no le agradaban. Para Koga, sin embargo, fue como un balde de agua fría.