Kikyo veía aburrida como la película pasaba lentamente, aquella película romántica ya la estaba cansando y su mejor amiga no paraba de verla. Miraba a Kagome con sorpresa ya que hasta los guiones se sabía.
—¿De verdad esto te gusta?—preguntó sorprendida.
—Me encanta más bien, yo quiero un amor tan bonito como el de ellos—Kikyo suspiró mirando la hora en su celular, era algo tarde.
—Ya me voy a casa, cena y no duermas tarde—besó la frente de ella y Kagome sonrió.
—Cuídate—Kikyo salió con un suspiro de la casa de Kagome. Aunque no lo dijera ella de verdad quería algún día enamorarse. Pero quería un amor de esos que roban suspiros y pensamientos, no un amor tóxico como el de su última relación. Hizo una mueca graciosa con los labios y alguien río con fuerza haciendo que ella salte en su lugar.
Antes de ti, no
Yo no creía en romeos, Julietas, muriendo de amor
Esos dramas no me robaban la calma, pero la historia cambió
Pero esta historia me cambió.
Naraku observaba con interés la manera en que los labios de aquella chica se movían en muecas graciosas y se río sin poder evitarlo. Él había tenido una mala noche, pero aquella chica parecía realmente frustrada y su frustración le estaba dando algo de emoción a su noche.
—¿Mala noche?—la voz de Naraku hizo que Kikyo se quedara muda. Esa clase de voz que tenía era la que podía hacer pecar a cualquier chica.
—Tienes una buena voz—aquello sorprendió a Naraku quién sonrió en dirección a ella.
—Tú tienes un rostro hermoso—Kikyo sintió sus mejillas sonrojarse y se extrañó. Ella no era de las que se sonrojaban tan fácilmente. ¿Qué le pasaba? ¿Era por ese chico tan guapo y con voz encantadora? Ella miraba a Naraku con sumo interés, pero se le estaba haciendo tarde.
—Gracias—dijo finalmente mientras lo miraba—fue un placer, adiós—se apresuró a irse pues su corazón latía de manera rápida. ¿Qué había sido eso?
Dicen que se sabe si un amor es verdadero
Cuando duele tanto como dientes en el alma
Dicen que lo nuestro es tan sólo pasajero
Pero que sabe la gente lo que siento cuando callan
La fiesta estaba buena, pero Kikyo solo podía huir de su ex novio, el de la relación tóxica. Miró la masa de gente y a la romántica de su mejor amiga hablar con un chico que al parecer la tenía flechada.
Subió y entró a una habitación para caminar hasta el balcón. El aire frío la hizo sentir más tranquila y suspiró cansada.
Escuchó la puerta cerrarse con fuerza y entró a la habitación mirando con sorpresa a ese chico que había visto hace una semana al salir de la casa de Kagome.
Naraku la miró e inmediatamente la reconoció sonriendo con alegría.
—La fiesta es abajo—dijo Kikyo y quiso golpearse por estúpida. Eso sonó como si lo echará de ese lugar.
—Me siento cómodo mirándote, aquí—la puerta fue tocada.
—Naraku amor aún tenemos oportunidad, sé que puedo ser algo más que una noche contigo—Kikyo suspiró.
Otro mujeriego. Ella odiaba a tipos como él, pero su corazón volvió a palpitar con fuerza al verlo.
—¿Puedes hacerme un favor?—preguntó y ella lo miró.