Ella lo miraba con lágrimas en los ojos. Él dio un paso para acercarse, pero ella se alejó dándole un golpe fuerte con este gesto.
—Kagome—ella negó mientras lloraba.
—No—susurró—no digas nada, tuviste mucho tiempo para hacerlo—murmuró negando—solo, quiero irme, por favor—la súplica en su voz lo hizo cerrar los ojos.
—Te amo—ella tomó su bolso.
—Me tengo que ir—murmuró.
—Yo... No quise...
—Si quisiste, era lo que sentías—murmuró ella mirándolo dolida.
—Si te vas, no vuelvas—ella de detuvo mirándolo con sorpresa.
—Buena vida—Inuyasha maldijo escuchando la puerta cerrarse con fuerza. Lanzó todo lo que había en la mesa y maldijo. La había perdido.
Yo te esperaré, nos sentaremos juntos frente al mar
Y de tu mano podré caminar
Y aunque se pase toda mi vida yo te esperaré
Sé que en tus ojos todavía hay amor
Y tu mirada dice "Volveré"
Y aunque se pase toda mi vida yo te esperaré
—Señorita, señorita—Kagome despegó la vista del libro que leía para posar los ojos en un joven que la miraba—una rosa para otra rosa—Kagome sonrió mirando la rosa roja en sus manos—feliz San Valentín—miró al joven de ojos dorados que sonreía con ternura.
—Muchas gracias—murmuró parpadeando—no esperaba un gesto tan lindo—él sonrió. El parque decorado de temática del amor. Era extraño ver a una joven tomarlo con calma y simplemente leer con tranquilidad.
—Para mí ha sido un placer, por esa sonrisa todo vale la pena—las mejillas se le tiñeron de rojo—¿espera a alguien?—preguntó ruborizándose.
—No—susurró ella.
—¿Puedo invitarla a comer algo?—señaló la cafetería frente a ellos al otro lado de la calle—claro, eso si no es una molestia—ella negó.
—Yo encantada—y cerrando el libro se levantó.
Sin saber de la cuenta regresiva pienso
Que, aunque no he vuelto a ser el mismo y lo confieso
Espero que el perdón esté en tu mente y yo te rezo
Pero, aunque soy sincero y lo prometo no me miras
Después abres la puerta y te digo "Si te vas no vuelvas"
—Kagome Higurashi—la joven sonrió mirando a su novio. Inuyasha la miró encantado, desde que se animó a ir por ella en aquel San Valentín todo se volvió mágico para ambos.
—Hola, cariño—ella se adelantó y plantó un beso en sus labios.
—Alguien parece feliz de verme—ella le guiñó un ojo.
—Sabes que si—él la besó suavemente.
—Te amo—murmuró sobre sus labios.
—Yo te amo—murmuró ella con una pequeña sonrisa.
La rabia me consume y lloras
Te alejas caminando y la vida se me desploma sin saberlo