El Clavo

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Inuyasha vio a entrar a una diosa encarnada en el cuerpo de una joven llamada Kagome Higurashi. Iba resplandeciente del brazo de Naraku. Rodó los ojos al ver que andaba con ese imbécil.

Otra vez Kagome.

Bebió de su copa. La reunión en casa de Sesshomaru le cayó como anillo al dedo, con una sonrisa peligrosa se acercó a la pareja feliz.

Eh, no me digas que piensas en él (no)

Con lo mal que te fue

Woah woah woah (yeah)

Si esta noche tu novio te bota

Dile que tú no estás sola

Que tú estás conmigo, que yo sí te cuido

No como ese idiota (no como ese idiota)

—Buenas noches—Kagome reaccionó a esa voz. Trago saliva y miró de reojo a su pareja. Naraku saludó en un firme apretón.

—Es bueno verte Inuyasha, ¿de casería?—Inuyasha sonrió dándole una rápida mirada al cuerpo de su pareja.

—No, ya encontré mi presa—Kagome sintió su estómago apretarse. Dios, ese hombre era tan... Insinuante.

—Espero que te funcione—le guiñó un ojo y sin que Naraku se dé cuenta cuando pasaron a su lado, tocó la cadera de Kagome con algunos dedos.

Si esta noche tu novio te bota

Dile que tú no estás sola (que no 'tás sola)

Que yo soy el clavo que saca ese clavo

Y dile que se joda (y dile que se joda)

Conoció a Kagome precisamente en una reunión donde Naraku la dejó por otra. Con el corazón roto se enredó con Inuyasha. Pero esos encuentros clandestinos continuaron cuando volvió con Naraku.

Para Kagome seguir con Inuyasha era darle a Naraku de su propia medicina. Él la engañó, ahora ella hace lo mismo, pero peor. Porque ella si escaló alto, alguien mejor que Naraku en todos los sentidos. Muchas personas sabían lo que pasaba entre ellos haciendo a Naraku la burla de todos, tal cual lo planeó Kagome.

Yo llevo la cuenta, esta es la quinta vez

Pero yo no entiendo por qué no lo ves

Tú estás demasiado buena para estar con él

Tremenda mujer para estar con él

La noche pasó entre miradas fugitivas de dos amantes que se deseaban. Naraku la llevaba como un trofeo y Kagome sonrió divertida.

—Amor, iré al servicio—le susurró en el oído.

—Por supuesto, ve—le besó su mejilla y caminó a pasos sensuales al segundo piso. Sabiendo que había un chico de ojos dorados que la comía con la mirada.

Inuyasha se dejó guiar hipnotizado por esas curvas perfectas que lo aclamaban.

Con una sonrisa divertida Kagome lo guio hasta una de las habitaciones de invitados. Sesshomaru tendría que perdonar, pero ella quería profanar su casa con su sensual hermano.

Y si te busca a las cuatro y veinte porque te llama borracho

Ahora te quiere, pero mañana vuelve a hacerte daño

Por eso, vámonos, no llores

Deja que yo te enamore (deja que yo te enamore)

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora