Inuyasha la observaba a la distancia aún con el bolígrafo y cuaderno de apuntes en mano. Verla reír le hacía sentir algo cálido en su interior. Veía como el pelo azabache se movía en aquella apretada coleta alta que dejaba ver su cuello visible.
Cuello que alguna vez tuvo el placer de probar.
Apartó esos pensamientos y miró, un café, Kagome justo ahora eso era lo que necesitaba. Corrió en busca del café muy dulce, como a ella le gustaba. Caminó despacio hacia ella, ya había concluido con las fotos y ella estaba hablando con una colega del trabajo.
—Señorita, aquí tiene su café—Kagome giró y le regaló una sonrisa a Inuyasha.
—Muchas gracias—la colega de Kagome lo miró con interés.
—Kagome, ¿quién es él? Es muy guapo—Kagome le sonrió algo tensa a su colega.
—Es Inuyasha Taisho, mi asistente—la colega de Kagome le guiñó un ojo y le pasó una tarjeta.
—Ahí está mi número bombón, por si quieres... Divertirte un ratito, adiós Kagome, siempre es un placer trabajar contigo—Kagome asintió y miró de reojo a su asistente.
—Ya me voy Inuyasha, puedes tomarte el día de mañana libre—y con eso se alejó de aquel hombre.
Por cómo me miras y me dices tanto cuando dices nada
Por cómo me tocas con esa mirada que acaricia el alma
Y por cómo me abrazas
Por eso te amo ...hu hu hu hu
Kagome llegó a su casa y se dejó caer en la cama. Cerró los ojos y suspiró con fuerza. Recordar que se había involucrado con su asistente hacia que su corazón lata desbocado. No entendía qué le pasaba con Inuyasha Taisho, pero cada vez que estaba cerca sentía que podía tocar el cielo con solo su voz. Se sentía extraña, tenía esa sensación desconocida de querer tener toda su atención, de que su mirada no vea a otra mujer que no sea ella.
Todo esto fue por acostarme con él, maldita sea.
Gruñó molesta. Al terminar una pasarela y que la felicitaran como la mejor Kagome se embriagó. ¿El problema? Inuyasha también, lo que hizo que la tensión entre ellos estallara por fin, ahora Kagome no podía dejar de pensar en ese día y eso que había pasado un año desde aquel encuentro clandestino. Estaba loca. Inuyasha Taisho la estaba volviendo loca.
Porque cuando le pedí al cielo que mandará un ángel me llevó hasta ti
Y antes de pensar en alguien pienso en ti primero incluso antes de mí
Porque atrapas mi atención, eres mi aventura mi emoción y mi inspiración
Confirmar sesiones de fotos, llevar la vida de Kagome prácticamente en sus manos era su trabajo. Inuyasha sentado en el escritorio que estaba en su habitación dejó caer la cabeza hacia atrás. Amaba a Kagome. Sonrió recordando uno de los tantos momentos en lo que la azabache lo hacía enloquecer.
Por eso yo te amo
Porque eres más de lo que había soñado
Porque amo tu ternura y me vuelve loco tu pasión
Porque nadie me hace sentir como tú en el amor
La lluvia caía con fuerza e Inuyasha estaba parado frente a puerta del departamento de Kagome. Empapado de agua ya que no encontró un paraguas al salir. Kagome abrió la puerta y lo miró con sorpresa.