Kagome miraba su reflejo en el espejo y una sonrisa se visualizó en su rostro. Su maquillaje suave junto al vestido que llevaba la hacía sentir muy bonita.
Kagome no era de esas chicas de curvas envidiables y traseros deseables, ella era más de sonrisas agradables y ojos deslumbrantes. No tenía baja autoestima, sin embargo, no se consideraba la chica más hermosa y perfecta que haya en el mundo.
—¿Estás lista Kagome?—la voz de su compañera de trabajo la hizo salir de su ensoñación para mirarla.
—¿Puedo cantar lo que quiera hoy?—preguntó esperanzada.
—Por supuesto—sus ojos brillaron de emoción—hay muchas personas en el bar, así que mueve tu trasero a la tarima—ella se puso de pie caminado.
Ella trabaja en un bar muy agradable llamado Shikon No Tama. Allí era la cantante de todas las noches, tenía un grupo de chicos que adoraban escucharla cantar, en realidad, todos amaban escucharla cantar. Su voz siempre era algo agradable de escuchar.
Con un suspiro subió al pequeño escenario también llamado tarima. Caminó bajo los aplausos de las personas y su sonrisa de pronto se borró al ver a Inuyasha ahí.
Sus ojos dorados seguían siendo algo inigualable de ver, su cabellera oscura, sus labios, todo en él era algo digno de ver. Pero la sorpresa y el pequeño rastro de dolor para Kagome fue enorme cuando miró a su lado. Una chica alegre conversaba animadamente con él mientras este acariciaba el rostro de ella con ternura.
Dejando de torturarse Kagome tomó la guitarra mientras se sentó en el banco que acomodaron para ella. Ajusto el micrófono frente a ella y dio un último suspiro antes de empezar a tocar.
No sé qué pasó
No sé si se acabó el amor
Hoy puedo decir que nunca lo sintió
Lo que me costó entender
Eso solo lo sabe dios
Inuyasha giró su rostro rápidamente al escuchar aquella voz que conocía perfectamente. Sus ojos se agrandaron al ver la figura de su ex novia en la tarima. Sintió como los labios se le secaron al mirarla.
No sé qué pasó
No sé si se acabó el amor
Hoy puedo decir que nunca le importó
Lo que me costó entender
Eso solo lo sabe dios
Kagome sabía que hablaba indirectamente a Inuyasha, esperaba que él captara todo lo que le hizo sentir mientras estuvieron juntos.
Le entregué más y más de mi
Y cada palabra falsa le creí
Porque mi única intención era que fuera feliz mucho más que yo
Y era verdad. Kagome de convirtió en algo que definitivamente no era solo para hacerlo feliz. Dejó atrás a muchos amigos que a él no le agradaban, dejó de hacer las cosas que más le gustaban para moldearse para Inuyasha. Para alguien a quien no le importó todo su sacrificio.
Y las palabras llegaron a Inuyasha quien dejó de hacerle caso por un momento a su compañera y solo mirar como los dedos de Kagome con destreza se movían sobre las cuerdas de la guitarra que sujetaba.
Y que esto fuera único en el mundo
Porque tenerlo cerca era mi mundo
Pero no le importó dañar mi corazón y hoy me cuesta mirarlo