Kagome volvía de la escuela de malhumor. Nuevamente Koga trataba por todos los medios de intentar que ella salga con él. No quería eso.
Una sonrisa pícara se formó en sus labios al recordar todas las cosas que había hecho últimamente con tan solo 19 años.
Whoah oh, oh, oh
Oh, oh, oh
Whoah oh, oh
A mí me gusta que me traten como dama
Aunque de eso se me olvide
Cuando estamos en la cama
A mí me gusta que me digan poesía
Al oído por la noche cuando hacemos groserías
Kagome llegó a su casa y su cuerpo vibró cuando lo vio sentado de manera elegante. Inuyasha Taisho, el socio de su padre y un hombre muy mayor para ella. Mordió sus labios caminando a paso lento tratando de contornear las caderas.
—Buenas tardes—Kagome se acercó a su padre dándole una vista estupenda a Inuyasha de su trasero y bragas cuando se agachó a besar la mejilla de su padre.
Inuyasha debería rondar por los 40, pero para Kagome se veía increíblemente guapo.
—Hola nena—su padre le besó la frente.
—Hola, señor Taisho—dijo Kagome con normalidad tendiéndole la mano.
—Hola Kagome, siempre es un placer verla—le regaló una sonrisa.
—Yo me tengo que retirar, los dejo—salió del salón y subió a la habitación.
Me gusta un caballero, que sea interesante
Que sea un buen amigo, pero más un buen amante
¿Qué importan unos años de más?
Kagome llevaba dos semanas siendo la amante de Inuyasha. No podía negarlo, le encantaba estar con él. Ningún chico de su edad la había enloquecido como el socio de su padre.
Él era tan guapo, caballeroso y un animal en la cama. Algo que tenía a la señorita Higurashi deseando siempre más.
A mí me gustan mayores
De esos que llaman señores
De los que te abren la puerta y te mandan flores
A mí me gustan más grandes
Que no me quepa en la boca los besos que quiera darme
Y que me vuelva loca
Recordó la primera vez que lo vio. Fue en una fiesta de inauguración a la cual su padre la obligó a ir.
Cuando le presentaron ese señor fue como abrirle una puerta a decisiones alocadas y pasiones desenfrenadas.
Loca, whoah oh, oh, oh
Loca, whoah oh, oh, oh
[Bad Bunny]
Yo no soy viejo, pero tengo la cuenta como uno
Si quieres a la cama yo te llevo el desayuno
Como yo ninguno, un caballero con veinte y uno
Y luego recordaba a Koga y sus seguidas insinuaciones. Ella solo le gustaban los hombres mayores. El que le abría las puertas y le regaló unas flores citando poemas sucios mientras la llevaba a la cama.
Yo estoy puesto pa' toas' tus locuras
Tú quiere' un viejo ¿Tas' segura?
Yo te prometo un millón de aventuras
Y en la cama te duro lo que él no dura
Koga era bueno en la cama, ya lo había probado, pero Inuyasha era una fiera, algo indomable que la dejaba en una nube de éxtasis que la enloquecía.
Yo estoy activo 24/7
Conmigo no hacen falta los juguetes
Soy todavía nuevo de paquete
Pero si te gusta abusar pues con otro vete
No era tan difícil entender que le gustaba el hombre mayor que hablaba con su padre en la planta baja.
Kagome recibió un mensaje y sonrió. Salió de la cama despojándose de su uniforme hasta quedar en su ropa interior verde con rosado.
A mí me gustan mayores
De esos que llaman señores
De los que te abren la puerta y te mandan flores
A mí me gustan más grandes
Que no me quepa en la boca los besos que quiera darme
Y que me vuelva loca
Una llamada llegó a su teléfono y contestó.
—¿Necesitas algo?—le preguntó a Koga rodando los ojos.
—¿No me vas aceptar?—ella mordió sus labios.
—A mí me gustan mayores Koga, eres un mocoso aún—aclaró con calma.
—Te gustan viejos—dijo sin creérselo.
—Adiós—colgó y sonrió.
Loca, whoah oh, oh, oh
Loca, whoah oh, oh, oh
Yo no quiero un niño que no sepa nada
Yo prefiero un tipo que me de la talla
Yo no quiero un niño que no sepa nada
Yo prefiero un tipo que me de la talla
A mí me gustan, me gustan mayores
De esos que llaman señores
De los que te abren la puerta y te mandan flores
A mí me gustan más grandes
Que no me quepa en la boca los besos que quiera darme
Y que me vuelva loca
Media hora más tarde su puerta se abrió. Kagome se acomodó mejor en su cama.
Inuyasha la miraba desde la puerta con una sonrisa morbosa que prendía el cuerpo de la joven.
—Tu padre confío a su pequeño angelito para que yo la cuide—dijo Inuyasha quitándose su camisa—sin saber que soy yo quien la vuelve una diabla—terminó susurrando mientras caminaba desnudo hasta ella.
Loca, whoah oh, oh, oh
Loca, whoah oh, oh, oh
Loca, whoah oh, oh, oh
Loca, whoah oh, oh, oh
Loca
Kagome le gustaba el fuego, le gustaba quemarse con él y el peligro. Pero también le gustaban mayores, o tal vez solo le gustaba Inuyasha Taisho.