Vaina Loca

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Inuyasha miró a Kagome sonreír mientras exponía algo a lo que no le prestaba atención. Tenía un carisma único para que temas que los maestros darían y todos ignorarían, a ella no. Todos prestaban con suma atención cada una de sus palabras, ella envolvía.

Mordió su labio viéndola tan libre pasear por todo el salón mientras hablaba, era preciosa. Se dedicó con seriedad a observarla, siendo un poco consciente que era la primera vez que la miraba abiertamente de aquella manera.

Kagome se detuvo un momento, todos pensaron que, para beber agua, pero solo Inuyasha sabía que fue para dedicarle una mirada de advertencia.

Cuando la clase acabó todos hablaban del buen trabajo que hacía Kagome como presidenta estudiantil.

—¿Irás a mi fiesta?—los ojos de Inuyasha se apartaron de Kagome quien hablaba con la maestra. Miró a la chica que no recordaba su nombre. Parpadeó confundido.

—¿Qué fiesta?—ella pareció de momento avergonzada.

—Tengo una fiesta este sábado, deberías ir, todos irán—se acercó a él—te estaré esperando—miró confundido como se marchó moviendo con sensualidad sus caderas, pero rápidamente buscó con la mirada a la azabache que había desaparecido de su radar.

—Maldición—susurró tomando sus cosas y saliendo a buscarla.

No va a ser tan fácil

Aunque me esquives como quiera

Tras de ti, voy tras de ti (yeh)

Tú tienes todo lo que quiero para mí

Y tú tan sola por ahí

Detrás de ti voy a seguir

Yo sé que lo bueno toma tiempo, lady

Cuando la vio caminar lejos del estacionamiento sonrió. Corrió hasta ella y se detuvo "casualmente" a su lado. Kagome se detuvo y lo miró.

—¿Qué te pasa?—le preguntó cruzando sus brazos a la altura de sus pechos—has estado mirándome todo el rato, no quiero creer que es otra bromita de tu club de idiotas—le advirtió mirándose molesta. Inuyasha solo pudo admirar lo bonita que era teniéndola cerca y lo bien que olía.

—No es una broma, te envié una carta y la destrozaste sin leerla—le recordó lo de la semana pasada.

—Sí, porque eso es lo que ustedes hacen, enviar carticas de amor, ilusionar y romperles el corazón a las chicas—ella rodó loa ojos—todo un playboy—mascullo haciendo una mueca.

¿Por qué hasta ese gesto le parecía bonito a Inuyasha? Cada día se convencía de que Kagome le hizo alguna brujería.

¿Fueron las galletas que llevó al salón? Quizás las mías eran diferentes y tenían algún tipo de droga o conjuro. No, el agua de pantis, si, seguro era eso.

—Me diste agua de pantis—aseguró y Kagome lo miró confundida.

—¿Qué diablos es eso?—preguntó molesta queriendo que él se largue de una vez por todas.

—Agua de tus bragas para que me enamore de ti—Kagome pasó las manos por su rostro.

—Aléjate de mí rarito y hablo en serio—la vio alejarse y suspiro.

Al parecer no fue agua de pantis lo que me dio, seguiré buscando que fue.

Es que me gustas tú na' má'

No me importan las demás

Una vaina loca que me da

Que por más que intento no se va

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora