Dígale

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Las llantas del auto resonaron con fuerza y era casi imposible el no mirar aquel coche que Kagome poseía, último modelo, nuevo, llamativo color rojo y lo más importante, ella como si fuese una protagonista de novela, de esas que se ven tan deslumbrantes y lejanas. Esas preciosidades que son imposibles se no mirar porque su belleza exige atención.

Díganle

Que su partida me ha dejado un mal sabor

Y yo, traté de llenar la ausencia que dejó

Aún puedo presentir su voz

Aún pienso en su respiración (yo Grace)

El celular de Kagome resonaba en el asiento del copiloto y lo menos que quería era escuchar a sus familiares. Engañada, plantada, Inuyasha era un idiota, pero llegó tan rápido que la enloqueció, la enloqueció para plantarla en el altar.

Y no lo he vuelto a ver

No sé a dónde fue

Díganle que jamás yo lo volví a llorar

Alguien por favor le cuente la verdad

Que ya tomé un remedio pa' mi corazón

Una chica plantada, un amor que se fugó y ahora vuelve queriendo que ella lo perdone y se casen, maldito bastardo.

Kagome acomodó los lentes de sol conduciendo como alguien digna de una película de esas donde se hacían carreras ilegales. Sonrió de manera perezosa y sus llantas volvieron a resonar.

Y no lo he vuelto a ver

No sé a dónde fue

Díganle que jamás lo he vuelto a lamentar

Alguien por favor le cuente la verdad

Que ya tomé un remedio pa' mi corazón

Aún recordaba la mirada que le dio al llegar luego de casi un año desaparecido tras haberla dejado abandonada en el altar.

—Hola Kagome—le regalo una sonrisa el peli plata—te extrañaba—ella lo miró y suspiró con fuerza.

—Vete a la mierda—esas fueron sus palabras antes de que le cerrara la puerta en la cara.

Díganle ahora

Que su amor está en coma

Que si está con alguien ya no hay vuelta atrás

Mejor estar sola

Ya habrá otra persona que me erice la piel

Y se lo va a perder

Kagome volvió a sonreír. Inuyasha pensaba que ella se quedó llorando tras él haberla abandonado, pero llorar fue lo que menos hizo en ese momento. La piel de Kagome se tornó rojiza al recordar qué no hizo tras ser plantada.

Y no lo he vuelto a ver

No sé a dónde fue

Díganle que jamás yo lo volví a llorar

Alguien por favor le cuente la verdad

Que ya tomé un remedio pa' mi corazón

—Me están llamando—dijo seca y con la mirada perdida. Su vestido blanco seguía intacto como todo en ella, lo único que había cambiado fue esa mirada que ahora parecía lejana.

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