27- Propuesta.

185 15 0
                                    

Me tomó del mentón y empezó a besarme, metió una mano por debajo de la camisa y la puso sobre uno mis pechos, luego de masajearlo por unos segundos, deslizó su mano por mi cintura, lentamente a mis caderas, hasta llegar a mi intimidad. Despacio introdujo uno de sus dedos en mí y empezó a sacarlo y a meterlo, mientras yo gimo. Sacó su dedo de mí, se sentó y yo hice lo mismo.

-Déjame quitarte esto -me quitó la camisa y la lanzó al piso. Atrapó mis labios en un rápido beso y me vio a los ojos-. ¿Estás tomando las pastillas? -negué. Estiró su mano, abrió la gaveta y sacó una caja.

-¿De sabores? -señalé la caja-. ¿Desde cuándo tienes esto?

-Desde que soy un hombre soltero -entrecerró los ojos-. Es mentira -trató de darme un beso, pero aparte la cara-. Amor, era una broma, los tengo desde hace un tiempo, pero no los habíamos usado porque estabas tomando la pastilla.

-Más te vale Rafael -lo hale del pelo y lo besé.

-¿Puedo seguir? -tomó un condón y me lo mostró.

-Te estás tardando -mientras él se ponía el condón yo me acomode en el centro de la cama.

Abrí las piernas y él se puso entre ellas, apoyó sus brazos a cada lado de mi cabeza para apoyarse en ellos, nos vimos a los ojos un momento y ambos sonreímos, nos extrañabamos mucho. Acaricié su cara y sujete sus brazos mientras él entraba en mí de forma brusca, se quedó un momento quieto, tomando aire y luego empezó a moverse, entrando y saliendo de mi cuerpo, al principio despacio y a medida que pasaba el tiempo, más rápido.

Se detuvo un momento y sin salir de mí nos hizo girar a ambos, hasta que yo quedé sobre él. Sonreí. Entrelazamos nuestras manos y empecé a moverme rápido, me encanta esta posición, porque puedo verlo mejor, porque puedo hacerle lo que yo quiera y disfrutar sus gestos. Con una de sus manos tomó mi cara y me dio un beso. Nuestros cuerpos empiezan a tensarce y unos segundos después ambos estallamos en un maravilloso orgasmo. Aún teniéndolo dentro de mí, me recosté en su pecho que subía y bajaba rápido.

-Te extrañe tanto, amor -acarició mi pelo-. Vale, ¿esto significa que vas a volver conmigo? -levanté mi cabeza y lo vi a los ojos.

-No, esto sólo fue algo que los dos queríamos -cerró los ojos y los apretó fuerte-. Rafael -me vio-, me encanta estar contigo y a ti conmigo, ¿verdad?

-Así es.

-Entonces, podemos seguir haciéndolo -frunció el ceño-. No me veas así, ambos lo disfrutamos ¿no?

-Valentina, yo no me voy a convertir en tu juguete, yo soy tu esposo.

-Conmigo es lo único que vas a tener.

-¿Por qué si me amas y yo te amo? Y no me salgas con que te fui infiel, porque no fue así.

-Porque estoy saliendo con alguien -abrió la boca formando una gran O.

-¿Qué? -me vio dolido-. ¿De qué estás hablando Valentina?

-Conocí a alguien, estamos saliendo y lo quiero -puso sus manos en mis caderas me impulso hacia arriba para quitarme de encima de él y se puso de pie.

-No ha pasado ni un mes desde que me dejaste -los ojos se le llenaron de lágrimas-. ¡Valentina aún estamos casados! -gritó molesto y cerró los ojos fuerte.

-¿Estás bien?

-¿Qué si estoy bien? ¿Por qué puta me preguntas eso, Valentina?

-Rafae...

-Acabas de decirme que estás saliendo con alguien y me preguntas si estoy bien -sonrió con amargura-. Por supuesto que no estoy bien, mi esposa tiene a otro.

Dispuesto a TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora