40- Amigos no.

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Valentina

Después de cenar Mario y yo volvimos a la habitación, la niñera estaba jugando con los niños, que estaban muy despiertos, cuando nos acercamos más a dónde estaban y pudimos escucharlos reír.

-Al parecer se están divirtiendo mucho -Mario estaba sonriendo.

-Me encanta verlos así -me abrazó.

-Oh, ya volvieron -la niñera nos vio-, no los escuché llegar.

-Mami, ugando ton euches.

-Ya lo vi, mi amor -fuiste hasta la cama y lo cargué.

-Apa -reí, pues Vales, ahora sólo dice eso.

-Ambu -Valery me sonrió.

-Mi niña llorona está de buen humor.

-Mami, tiedo mi euche -lo puse en la cama y tomó su peluche.

-Vengan mis niñas -cargué a ambas y me senté con ellas en el borde de la cama.

-Apa.

-Papá no está, di mamá -hizo un puchero-. Bien, di lo que quieras.

-Apa.

-Ya entendí -rodeé los ojos-. Amores míos, ya es hora de dormir.

-No Mami -Benja hizo un puchero y reí.

-Ya tenemos que dormir, para que mañana pueda enseñarte a nadar como Nemo.

-Entonte shi, mami.

-¿Te ayudo a dormirlos, amor? -vi a Mario.

-Por supuesto -se acercó a nosotros y tomó en sus brazos a Valeska.

-¿Vamos a dormir preciosa? -ella hizo un puchero-. No llores -el acarició su mejilla-, yo te voy a dormir, ¿sí, bebé?

-Apa -empezó a llorar-. Apa... Apa -su llanto cada vez era más fuerte.

-Mami, ebé no llode -ahora Benjamín hizo un puchero.

-Tú no llores -lo señalé-, la bebé ya va a dejar de llorar -puse a Valery en la cama y Mario bastante decepcionado me dio a Vales.

-Yo sólo quería ayudarte, pero ya vi que no puedo hacerlo -dijo Mario cabizbajo.

-Amor, no te pongas así -acaricié su mejilla-, los niños necesitan tiempo para aceptarte, te dije que no sería fácil.

-Lo sé, pero a mí me gustaría ayudarte a cuidarlos y así no puedo -le di un beso en los labios.

-Más adelante lo vas a lograr -asintió.

-Benja, ¿quieres leche? -mi hijo lo vio con el ceño fruncido.

-No -negó-. No tiedo eche, Madio -la manera tan fría en la que habló me dejó con la boca abierta-. No tiedo Madio, yo.

-Benjamín, no digas eso -le llamé la atención.

-Yo tiedo a mi papi.

-Nos vemos después -Mario salió del cuarto.

-Benjamín Jared, no debes ser tan grosero con Mario, él sólo quiere ser tu amigo.

-No tiedo migo yo -se encogió de hombros-. Madio no tae ben.
-Benjamín, sólo no seas grosero con él, trata de ser su amigo -me veía con su cabecita ladeada y un ceño fruncido-. Mario no es malo bebé, él sabe que tú amas a tu papá y sólo quiere poder jugar contigo, que le cuentes de tus animalitos, nada más.

-No tiedo y a me voy -despacio y con mucho cuidado se deslizó por las sábanas hasta llegar al piso-. No tiedo mami. Tiedo papi, Ael -abrí los ojos como plato al escucharlo-. Yo todo tiedo papi -hizo un puchero y se fue a sentar al sofá, en dónde abrazado de su perro, que ya estaba ahí, empezó a llorar.

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