30- Amenazas y mensajes.

212 15 0
                                    

Rafael

Guardé una muda de ropa en la maleta, un par de zapatos, objetos personales y cerré la maleta. Tomé la mochila en dónde llevaba mi cartera, identificación, dinero, dos armas, cuatro cartuchos y la colgué en mi hombro. Hoy voy a ir con Lorenzo a Colombia, va a presentarme a unos socios con lo que trabaja allá y quiere que los conozca.

-¿Entonces cuándo vuelves? -Tavo y Rayo en el sofá.

-Mañana mismo, ¿por qué? ¿Necesitas algo? -negó.

-Sólo quería saber.

-¿Qué vas a hacer hoy? -vi mi reloj, aún tenía quince minutos antes de que llegara Lorenzo.

-Voy a salir con Rayo.

-¿A dónde?

-Al racho, para pasar el día con Diego, ahora lo llamé y dijo que estaba estudiando, pero que llegara.

-Bien, pero no vayas solo -asintió.

-Supongo que ya estás listo -Lorenzo entró.

-Sí -tomé mi maleta-. Portense bien -le di un beso a Rayo y un abrazo a Tavo-. Vámonos -Lorenzo y yo salimos de la casa.

-Colombia nos espera, papá -reí.

***

Llegamos a Barranquilla, Colombia, ahí nos estaban esperando dos amigos de Lorenzo, que nos llevaron a la casa de su socio, quién nos recibió de la mejor manera. Lo primero que hizo fue mostrarnos su casa, muy grande y con un estilo bastante elegante. Luego de eso, nos llevó a la terraza y ahí estaba todo un banquete preparado para nosotros.

Mientras nosotros disfrutábamos la deliciosa comida comida Colombiana, él nos estaba contando acerca de las nuevas técnicas en las que están trabajando para poder transportar la droga sin que el ejercito se dé cuenta, pues ya en dos ocasiones estos mismos se han quedado con grandes cargamentos de coca que iba a México.

Cuando terminamos de comer fuimos a sentarnos al jardín, en dónde empezamos a tomarnos unos tragos.

-Si se fueran a quedar más tiempo habríamos podido ir a los cultivos -dijo Eliseo.

-Será para la próxima -Lorenzo palmeó su espalda.

-Que sea pronto entonces -una mujer le llevó una bandeja y en está habían rayas de cocaína-. Ya llegó lo bueno -tomó un billete de cien dólares, lo enrolló y con este empezó a inhalar las rayas de coca-. ¿Quieres parcero? -me vio a mí.

-No gracias, no consumo drogas -siempre me ha dado curiosidad saber que se siente, pero si lo hiciera le estaría fallando a mi padrino, a mí mismo y a mi familia, cuando empiezas en esto difícilmente encuentras fin.

-De lo que te estás perdiendo -negué y él siguió inhalando el resto.

***

Estaba sentado en la sala, Lorenzo estaba sentado a mi lado y Eliseo frente a nosotros fumando marihuana, los tres estábamos hablando acerca de nuestras vidas, como empezamos y todo. El humo que me llegaba proveniente de Eliseo, me tenía mal, la marihuana si la he probado un par de veces, no es algo que me encanta, pero al menos las veces que la probé me relajaba y en ese momento al sentir ese olor me dieron ganas de fumar, para que me relajara, porque lo me estaba sintiendo bien.

-¿Estás bien? -Lorenzo me dio un golpe en el brazo.

-Sí -asentí-. Me duele la cabeza -llevo un buen rato sintiendo como algo en ni cabeza palpita, me siento mareado y mi estómago está revuelto-. No me siento así que los dejo, voy a recostarme.

-Descansa pues parcero -Eliseo se acercó y me dio un abrazo.

-Sino te sientes muy bien, me avisas -dijo Lorenzo.

Dispuesto a TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora