33- Primera palabra.

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Ya listo y más que contento por que iba a traer a mis hijos, salí de mi habitación y bajé las escaleras, en la cocina estaban Tavo, Diego y Rayo, los tres desayunando, este último de mi cereal.

-¿Por qué le dieron mi cereal a Rayo? -pregunté y los tres me vieron.

-Porque le gusta, obvio.

-Gustavo, él tiene croquetas, por lo tanto no puedes darle mi cereal.

-En realidad fui yo -Diego levantó la mano-. Cuando me vio la caja de tu cereal en la mano, me ladró y me vio con esos ojitos de perrito a medio morir.

-Ya sabes que eso es irresistible.
-Lo sé, pero es mi cereal -tomé a caja y me serví lo que quedó.

-¿Ya vas a ir por los niños? -me preguntó Diego.

-Después de mi cereal.

-Voy a ir a la sala a ver alguna serie con Rayo -Tavo se levantó de su lugar-. Vámonos, bola de nieve -Rayo lo siguió.

-Luego de ir por los niños voy a ir al supermercado a comprar unas cosas, si quieren que les traiga algo diganme.

-Mejor llevanos -negué-. Por favor, prometo que no nos vamos a ir ningún lugar dónde no estés tú, pero sacanos de acá, de tanto encierro ya estamos enloqueciendo.

-No tiene ni un día aquí -vi a mi hermano con los ojos entrecerrados.

-Pero se siente, mira a Tavo, ya habla con Rayo -ambos lo vimos.

-Me gusto esta serie, pero su final fue un asco, ¿verdad? -le preguntó a Rayo-. Sí, tienes razón, fue un asco -se respondió con otra voz como si hubiera sido Rayo.

-¿Lo ves? Está enloqueciendo.

-Yo hablo con Rayo.

-Sí, pero no te respondes, ¿o sí?

-A veces -me encogí de hombros y seguí comiéndome en cereal.

-Por favor, dejanos ir, si quieres hasta puedes llevarnos de la mano, pero sacanos de acá.

-Está bien. Pero ya déjame desayunar en paz -me abrazó.

-Libertad -fue a la sala a contarle a Tavo-.Preparate querido amigo, tú y yo seremos casi libre.

***

-Ahí están los pañales, los biberones, ropa extra, pijamas, todo -dijo Valentina al darme los pañaleros-. Necesito que estén pendiente de los zapatos de las niñas, a veces se los quitan y los dejan botados, cosa que no puede pasar porque me costó encontrar esos zapatos en su talla. Así que los tres muy pendientes.

»No dejen a Benjamín caminar solo, se distrae fácil y puede perderse. Mantengan a las niñas alejadas de los estantes, toman todo lo que esta cerca, procuren que Benjamín no se sienten en los pisos sucios, es más, carguenlo, se evitarán muchas cosas.

-Valentina, sé que hacer, son mis hijos, también los conozco, no tienes que repetirme lo que ya sé.

-Ignoralo -pidió Diego-. Dime más, estoy tomando notas -Valentina me vio mal.

-Si hacen que Benjamín camine, deben estar pendiente de sus agujetas, si se sueltan puede caerse y a él también manténgalo alejado de los estantes y no le pregunten que quiere, él quiere todo.

-No preguntar, que quiere -escribió mi hermano en su celular.

-Si les dan peluches, deben estar pendiente que no lo suelten y si lo hacen y se cae en el piso sucio, no se lo den. En el caso de las niñas, denle su biberón y en caso del niño, denle otro.

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