34- Paseo.

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Valentina

Cuando Rafael se llevó a los niños, yo terminé de alistarme pues Mario me invitó a pasar el día con él y ya faltaba poco para que llegara. Justamente cuando me vi el espejo por última vez, escuché la voz de Mario.

-Vale, ¿ya estás lista cariño? -salí del cuarto.

-Sí. Ya -me vio con una sonrisa.

-Te vez preciosa, cariño -se acercó y me dio un beso en los labios. Traía un vestido sencillo, floreado, perfecto para la playa, pues me dijo que comeríamos en un lugar cerca de ahí-. ¿Nos vamos? -asentí. Tomó mi mano y me llevó al ascensor.

-Aún no me dices a dónde vamos exactamente.

-Lo único que te diré, es que te va a gustar -salimos del ascensor.

-Eso espero -llegamos al estacionamiento y me abrió la puerta del auto. Subimos a este y el empezó a conducir.

-¿Y los niños con quién los dejaste?

-Ellos pasarán el día con su papá y también se quedarán a dormir con él.

-¿Entonces podré tenerte conmigo todo el día? -me vio con una pícara sonrisa.

-Creo que sí.

-Eso es perfecto.

Llegamos a un restaurante, que no conocía, pidió una mesa desde la cual teníamos una bonita vista y ordenamos ceviche. Estuvimos hablando un rato acerca de su trabajo, es dueño de algunos bares y dice que está a nada de comprar un hotel en la Riviera Maya, cuando ya lo tenga me prometió que iremos con los niños. Mi celular sonó indicando que había recibido un mensaje en WhatsApp, desbloquee mi celular y revise que era.

-¿Pasa algo, cariño? -preguntó Mario.

-Rafael me envió un vídeo, estoy descargándolo -vi mi celular-. Ya puedo verlo -le di play y el vídeo empezó a reproducirse.

-Dilo otra vez, mi amor. Di papá -sé escuchó la voz de Rafael, aunque en la imagen sólo se veía Valeska y sé porque yo sí puedo diferenciar a mis hijas.

-Apa -mi niña río-. Apa.

-Ya dices papá, preciosa -vi como Rafael besó su mejilla-. Otra vez. Papá.

-Apa -Rafael lanzó una carcajada que me hizo sonreír.

-¿Amas a papá?

-Apa.

-Yo te amo mucho, mi amor -Rafael se acercó a su cara le di un pequeño beso en la boquita y luego ella le chupó la nariz-. ¡Ah! Baba de bebé -reí.

No sé por qué ella siempre le hace eso a su papá y siempre que él le va a dar un beso ella abre la boquita y luego del beso o le chupa la nariz o la mejilla.

-¿Qué es eso? -vi a Mario.

-Mi hija dijo su primera palabra -de repente me entró algo de nostalgia al no haber esto ahí con ellos-. Valeska dijo papá -una lágrima corrió por mi mejilla-. Me habría encantado estar ahí, durante meses he estado esperando que digan su primera palabra y ahora que pasó, no estuve ahí.

-Tranquila, cariño, por lo memos pudiste verlo, aunque sea en vídeo -asentí.

-Lo sé, pero me habría gustado verlo por mí misma -me dio su pañuelo.

-Aún falta la otra bebé y quién quita y su primera palabra sea mamá.

-No lo sé, en este tiempo me he dado cuenta que mis cuatro hijos prefieren más a su padre -frunció el ceño.

-¿Cuatro? Pero sí son dos niñas y un niño

-Claro, no te lo había dicho -negué-. Gustavo, el muchacho que te conté el otro día -asintió-, también es nuestro hijo. Rafael y yo, lo adoptamos, hace poco más de un año. Cuando me fui de la casa, Tavo se quedó con Rafael y me habla muy poco pues no está de acuerdo con nuestra separación.

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