8- Última advertencia.

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Cuando llegamos a la casa de Zulema, ella no estaba y Benjamín estaba dormido, así que El Seis buscó la llave extra y abrió la puerta, fui directo al cuarto de mi hijo, para recostarlo en su cama. Cuando lo hice fui a la cocina para tomar agua y llamar a Vale, para saber cómo estaba.

-Hola amor, ¿ya están en casa?

-No, aún estamos comprando, lo que pasa es que hicimos una pausa para comer. ¿Y tú, qué tal la estás pasando?

-Ya estamos en casa de Zulema, él está dormido y yo estoy esperando a que la gran madre que tiene aparezca.

-¿No está?

-No y no puedo dejarlo solo.

-Por supuesto que no.

-En cuanto ella aparezca vuelvo a casa.

-Está bien.

-Te amo.

-Y yo a ti. No quiero que te preocupes, ¿sí? Quédate con él.

-Gracias, amor -abrí uno de los gabinetes para sacar un vaso y de este cayó un sobre. Lo recogí y lo dejé sobre la encimera-. En serio, eres maravillosa.

-Claro, por algo me amas -de fondo empezó a escucharse el llanto de las bebés-. Hablamos después amor, tus hijas ya están desesperadas.

-Bien, cuídalas -colgué.

Tomé un vaso, le puse hielo y luego agua, estaba cansado pero feliz, porque ya no tenía el peso de la mentira encima, porque Valentina me estaba apoyando y porque había pasado un maravilloso día con mi bebé. Me senté en un taburete, puse los brazos en la encimera y con la punta de los dedos empecé a tocar el sobre amarillo, eso únicamente me causó curiosidad y lo tomé, lo abrí y dejé caer su contenido sobre la encimera.

Cuando vi dos fotos, que cayeron hacia arriba, me quedé sorprendido y confundido, en una de las fotos salía Valentina, bajándose del auto y sino me equívocaba eso fue hacía dos días atrás, que Vale fue a hacer unas compras. En la otra estábamos saliendo de la clínica ambos con las niñas en brazos.

Volteé las demás fotos, en todas salían Valentina o yo, con las niñas. Pero la pregunta era: ¿por qué Zulema tenía esas fotos? ¿nos estaba vigilando? ¿mandó a alguien? ¿o lo hacía ella misma? Por las buenas o por las malas iba a obtener mi respuesta. Revisé que no hubiera nada más en el sobre, pero ya estaba vacío, sólo habían seis fotos.

Quise averiguar más, así que fui a su habitación, la puerta estaba cerrada con llave y después de darle una fuerte patada logré que abriera, estaba demasiado encabronado en ese momento, lo único que quería era tenerla en frente y... Eso le iba a costar muy caro. Empecé a revisar toda la habitación; abrí todos y cada uno de los cajones, tiré toda la ropa y cualquier cosa que se me atravesara en el camino, revisé el closet y ahí encontré una caja fuerte pequeña, pero no pude abrirla pues no sabía la contraseña.

Le envíe un mensaje al Seis en dónde le decía que me llevara el arma con el silenciador, a punto de balas iba a abrirla, pero de que lo hacía, lo hacía, al fin y al cabo esas cajas no eran tan seguras como otras. En cuanto El Seis me llevó el arma, dejé la caja en el suelo, me puse de pie y disparé varias veces hasta que la cerradura se dañó. El Seis la tomó y la abrió.

Volteé la caja y de esa, a diferencia del sobre, también cayeron papeles; le pedí al Seis que me ayudara y entre ambos empezamos a revisar todo. Las fotos de igual manera eran mías y de Valentina con las bebés, detrás de ellas tenía anotada la fecha, la hora, el lugar y la dirección exacta de los lugares que Vale y yo solíamos frecuentar.

En los papeles encontré información completa de Valentina, su nombre, fecha y lugar de nacimiento, lugares a los que solía ir, horarios en los que salía y demás. En otro encontré información de mis hijas, junto con fotos.

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